Lo que en una tarde de abril de 2018 comenzó en clave de reproches entre niños por la disputa de un tobogán en un parque en Arroyo de la Encomienda (Valladolid) concluyó minutos después en una violenta pelea entre sus padres que podría traducirse en condenas de un año de cárcel para tres de los contendientes y multas para un cuarto.
Los adultos que se liaron a machorros aquella tarde, el matrimonio compuesto por J.A.P.G. y C.F.L, así como los padres de otros de los menores, D.B.G. y A.P.C, compartirán banquillo en la Audiencia de Valladolid entre el martes y el jueves para responder de los distintos delitos de lesiones que les imputa el fiscal del caso, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Para el último de ellos, la acusación pública solicita el pago de multas por importe global de 360 euros por dos delitos de lesiones leves, mientras que para el resto interesa un año de prisión y, además, para J.A.P.G, el abono de la misma multa por dos delitos de maltrato de obra.
En el capítulo de responsabilidad civil, el fiscal pide que A.P.C. indemnice con 150 euros a una de las lesionadas, C.F.L, y con 500 a otro del bando rival, D.B.G, así como que estos dos últimos y J.A.P.G, de forma conjunta solidaria, abonen al primero 24.077 euros por las lesiones sufridas y con otros 14.000 por las secuelas.
El incidente se inició sobre las 17.00 horas del 14 de abril de 2018 en las inmediaciones de un parque infantil situado en la calla José Luis Lasa de Arroyo, donde se hallaban dos grupos de personas, por un lado el formado por J.A.P.G. y D.B.G. y sus respectivas esposas, C.F.L. y S.B.A, quienes celebraban el cumpleaños de esta última en un bar, y de otro el integrado por el cuarto acusado, A.P.C, su esposa y otros amigos, que se hallaban en una terraza de otro establecimiento.
Mientras tanto, menores pertenecientes a las familias de los dos grupos comenzaron a discutir porque unos habían retirado el precinto de un tobogán. Ante ello, A.P.C, se encaramó al tobogán y se sentó en la plataforma cerrada que daba acceso al mismo, con lo que los niños del otro grupo comenzaron a protestar porque no podían utilizarlo.
El adulto, siempre según el fiscal, respondió de malas formas: «¡Tú me chupas la punta de la polla, y tú y tú y tú!» mientras señalaba a los menores, por lo que una de ellas le dijo que se lo iba a decir a su madre. «¡Sí, a esa borracha!», sostiene el acusador público que el acusado espetó a la niña.
A partir de ahí se ‘armó la marimorena’ entre los adultos encausados a la que tuvo que poner fin la Guardia Civil.