A juicio el hombre que mató a su esposa y uno de sus hijos en una cueva en Tenerife

Carmen Cóix

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife acoge desde este lunes el juicio con tribunal de jurado en el que se juzga a un hombre de origen alemán acusado de matar a su esposa y uno de sus hijos en una cueva en Adeje, el segundo hijo logró escapar.

La Fiscalía solicita 51 años de cárcel, prisión permanente revisable y libertad vigilada durante 20 años por dos delitos de asesinato y la prisión permanente revisable y la prohibición de acercarse a su otro hijo a menos de 500 metros durante 10 años, más otros 10 años de libertad vigilada por un delito de asesinato en grado de tentativa.

Asimismo, solicita la privación de la patria potestad respecto a su hijo y una indemnización de 500.000 euros, de los que 300.000 euros se destinarán al representante legal del menor y 200.000 euros a los padres de la madre presuntamente asesinada.

Según apunta el escrito de Fiscalía los hechos se produjeron en abril de 2019 durante un viaje de la mujer del acusado a Tenerife, estaban en trámites de separación, en compañía de sus dos hijos para visitar al padre, que pasaba largas temporadas en el sur de la isla.

Así, y con el pretexto de buscar regalos en el monte, siguiendo la tradición alemana de los huevos de Pascua, iniciaron una caminata a unos diez kilómetros de la vivienda y en las inmediaciones de una cueva, «en un lugar solitario y apartado», planificado previamente por el acusado, se cometieron los hechos.

Allí agredió primero a su esposa de forma sorpresiva con «bastantes y fuertes golpes» utilizando las manos y probablemente una piedra y aunque la mujer intentó defenderse, cayó al suelo y volvió a ser agredida de forma mortal.

Su hijo mayor, de 10 años, que trató de defender a su madre, también fue agredido brutalmente por su padre con piedras en la cabeza hasta que falleció por las heridas ocasionadas por los múltiples traumatismos sufridos en el cráneo y en la cara.

El otro hijo, de siete años, logró huir de la zona y vagó en solitario durante horas hasta recorrer más de cuatro kilómetros hasta que fue encontrado por una vecina.

El padre, creyendo que el niño terminaría falleciendo, sostiene la Fiscalía, volvió a su casa, se quitó la ropa manchada de sangre, se lavó y se acostó en la cama hasta que los agentes de la Policía Local llegaron a la vivienda y lo detuvieron.

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