Análisis genéticos de pulpos antárticos muestran que la capa de hielo de la Antártida Occidental (WAIS) se derrumbó durante el Último Interglaciar hace unos 129.000 a 116.000 años.
En aquel momento las temperaturas eran sólo alrededor de 1 grado Celsius más cálidas que los niveles preindustriales.
Los resultados, publicados en la revista ‘Science’, sugieren que el colapso de WAIS (Western Antarctica Ice Sheet) y el consiguiente aumento del nivel del mar podrían ser causados incluso por los mínimos aumentos de temperatura previstos por los planes de mitigación del cambio climático más optimistas.
El cambio climático está provocando cambios sin precedentes en la criosfera de la Tierra y se considera que la capa de hielo de la Antártida Occidental es especialmente vulnerable al aumento de las temperaturas y puede estar abocada a un colapso irreversible si se mantienen las trayectorias futuras del cambio climático.
El punto de inflexión de la capa de hielo podría situarse dentro de los actuales objetivos climáticos globales de 1,5 a 2 °C. El colapso total de la WAIS tendría probablemente ramificaciones globales devastadoras. Se calcula que su colapso por sí solo podría elevar el nivel medio global del mar entre 3 y 5 metros.
Comprender cómo respondió la WAIS al calentamiento del clima en el pasado, como durante el Último Periodo Interglaciar, cuando el nivel global del mar era de 5 a 10 metros más alto y las temperaturas eran de entre 0,5 a 1,5 °C más cálidas que los niveles preindustriales, podría ayudar a resolver el destino de la WAIS en nuestro futuro de rápido calentamiento.
Sin embargo, sigue sin estar claro hasta qué punto la WAIS ha sido vulnerable a los cambios rápidos en el pasado. Aunque cada vez hay más pruebas que parecen indicar que la WAIS pudo colapsarse durante el Último Interglaciar, los estudios oceanográficos y de modelización actuales han arrojado resultados contradictorios y poco concluyentes.
Aquí, Sally Lau y sus colegas de la Univesidad James Cook, en Australia, aprovecharon un conjunto de datos único e inesperado para abordar esta cuestión: la historia genética del pulpo de Turquet (‘Pareledone turqueti’).
Las poblaciones modernas del pulpo bentónico circumantártico que se encuentran en los mares de Weddell, Amundsen y Ross están geográficamente aisladas y separadas por la WAIS.
Los investigadores secuenciaron polimorfismos de un solo nucleótido en todo el genoma de 96 pulpos recogidos en el Océano Austral. Aunque las poblaciones son genéticamente distintas, los autores descubrieron algunos signos de mezcla, lo que revela un flujo genético histórico entre el Mar de Ross y el Mar de Weddell.
Además, la modelización demográfica de estas poblaciones sugiere que esta mezcla se produjo durante el Último Interglaciar. El equipo sostiene que estas señales persistentes e históricas de flujo genético sólo podrían ser posibles si los dos mares estuvieran conectados por una vía navegable interior abierta donde la WAIS se encuentra ahora encallado bajo el nivel del mar, lo que sugiere un colapso completo del WAIS durante el Último Interglaciar.
«Independientemente de que este análisis resista o no el escrutinio y la prueba del tiempo, las implicaciones de este resultado plantean algunas preguntas intrigantes, entre ellas si esta historia se repetirá, dada la trayectoria actual de la temperatura de la Tierra», escriben Andrea Dutton y Rob DeConto en una Perspectiva relacionada.