La tragedia se mascó el pasado sábado durante la Copa Wellington, celebrada en el hipódromo de Auckland (Nueva Zelanda), cuando un aficionado entró en la pista y se puso delante de los jockeys que corrían a lomos de sus caballos.
Cuando solo faltaban 150 metros para la ‘foto-finish’, un espontáneo se coló en la pista mientras los caballo, de unos 500 kilos, alcanzaban su velocidad punta, unos 60 kilómetros por hora. El inconsciente permaneció absolutamente quieto mientras los corredores pasaban por su lado sin apenas tocarle.
“Tuvimos suerte de no pisarlo. La mayoría no lo vio hasta el último tramo”, declaró el jockey Danielle Johnson.
Tras el milagro, el aficionado quedó bajo custodia policial.