El exministro de Consumo y exlíder de IU, Alberto Garzón, ha anunciado que renuncia a incorporarse a la consultora Acento, que dirige el exdirigente socialista José Blanco, ante la «incomprensión» que ha generado su inminente fichaje en su espacio político.
Así lo ha trasladado en una carta difundida en la red social ‘X’, para detallar que toma esa decisión con no dañar a las organizaciones políticas a las que «tanto tiempo y energía» ha dedicado.
«No quiero que mi decisión personal perjudique a mis antiguos compañeros de militancia, en su necesaria misión de lograr el mejor resultado posible en las futuras convocatorias electorales. Siempre he antepuesto el interés colectivo sobre el interés personal y considero que debe seguir siendo así», incide en esa misiva.
De esta forma, Garzón declina asumir la Dirección de Prospectiva Geopolítica de la consultora, para lo cual estaba solo pendiente de un informe favorable de la Oficina de Conflicto de Intereses del Gobierno.
PIDE UNA IZQUIERDA «MENOS PREJUICIOSA» Y «MÁS HUMANA»
El exministro reconoce en su escrito que su decisión de incorporarse a dicha consultora despertó un «enorme revuelo» en el «ecosistema de la izquierda», citando también a las organizaciones a las que se ha volcado como IU, Unidas Podemos y Sumar.
«La impresión general, según me confirmaron dirigentes políticos, era que se trataba de una decisión que afectaría negativamente a las organizaciones del espacio político», admite Garzón.
No obstante, ha lanzado que la izquierda tiene que «reflexionar» sobre cómo trata a los cuadros que han dedicado su «energía y vida», como es su caso, a los proyectos colectivos.
«Lo dije al abandonar la primera línea política y lo pienso, más si cabe un día como hoy: si algo he aprendido es que la política es una trituradora de personas. La izquierda en la que yo creo no debería reproducir estas prácticas que expulsan a más gente de la que integran», ha enfatizado.
De hecho, ha proclamado que la izquierda en la que cree es «menos prejuiciosa e inquisitorial», «más heterodoxa y humana» y sobre todo, con una concepción del Estado y la política donde lo importante «no es el lucimiento personal en términos de pureza d izquierda, sino tener más influencia en todos los espacios posibles». Por tanto, sigue defendiendo que ocupar espacios de análisis y reflexión es «más importante que autorrevindicarse».
ADMITE SU FRUSTRACIÓN» «LAS DINÁMICAS TÓXICAS» LE PERSIGUEN
También asume que en dicha carta es fácil «leer entre líneas un punto de frustración» y que «duele» tras años «dejándose la salud» por un proyecto colectivo comprobar que las «dinámicas tóxicas que nunca compartió todavía le persiguen incluso cuando está fuera de la política formal».
«Pero este es el espado político y emocional en el que se encuentra la izquierda. Siento en mí que he contribuido de alguna u otra manera a alimentar ese malestar colectivo. Desde mis inicios, mis decisiones y mis acciones han sido siempre en dirección de proteger al espacio y el proyecto colectivo. Así seguirá siendo y es por ello mi renuncia», ha zanjado.
Luego expone que tras 12 años de «buenos momentos», pero también de «estrés» y «ansiedad», en la faceta política ya anunció que se dedicará a la escritura de libros, publicación de artículos, celebración de conferencias, la presentación de su tesis y de dar clases en la universidad. En esos planes figuraba también la ya frustrada labor en Acento, para la cual tenía conocimientos «suficientes».
«Varias consultoras me hicieron llegar ofertas y la de Acento encajaba muy bien (…) Podría asesora a entidades de la sociedad civil en materias como ecología, economía, los retos de futuro y análisis políticos y legislativos», ha desgranado para agradecer el trato recibido por el equipo directivo de Acento.
Finalmente, Garzón concluye que seguirá con sus otros planes profesionales y reorganizará su vida pensando en su familia.