Una de las pruebas más emotivas del programa es, sin duda, la del ‘puente de las emociones’. Esta semana era el turno de una de las concursantes que más vulnerable se ha sentido las últimas semanas con la marcha forzada de su hermano Manuel por causas médicas. Lo que nadie esperaba es que Alma Bollo se fuera a abrir en canal delante de tantos espectadores.
EL primer paso del puente le llevaba a rememorar su infancia, algo que recordaba con cariño rodeada de sus tres pilares fundamentales: sus abuelos y su madre. Admitiendo lo duro que fue para Raquel Bollo criarla como madre soltera, aseguraba haber sido una niña con una infancia totalmente feliz y en la que no echó nada en falta. «Mi infancia, a pesar de que hay personas que no han estado y personas que han fallado, ha sido una infancia increíble, maravillosa, rodeada de amor y de todo lo que una niña podría desear» confesaba en directo.
El siguiente paso era el más sentimental: el perdón. Intentando no emocionarse, relataba cómo en su adolescencia había notado la ausencia de una figura paterna que el resto de sus compañeros en el colegio si tenían. También aprovechaba para quitarle responsabilidad a su madre, asegurando que las preguntas que se planteó por la ausencia de su padre no tenía que responderlas ella. «Su papel era quitarme dolor pero eso a ella no le pertenecía y por mucho que lo intentaba, era complicado» reflexionaba acerca de ello.
Recordaba lo sola que se había sentido y que aseguraba haber aprendido a vivir con ella pues es algo que no se supera. Esa soledad llegaba a su vida de nuevo al quedarse embarazada con diecinueve años, una noticia para nada esperada por ella ni por su familia. Confesaba que en ningún momento pensó en interrumpir el embarazo y que decidió ser madre siguiendo el ejemplo de su madre. Aunque se alejó de Raquel Bollo, agradece lo bienvenida que se sintió al regresar al seno de su familia.
Llegaba entonces el momento de hablar de la culpa y la concursante se tapaba el rostro con las manos. Sin dudar en ningún momento, confesaba haber sido una adolescente complicada y había sentido que había hecho sufrir a su madre al recriminarle no pasar tanto tiempo con ella como quería. Y por ello, aprovechaba el penúltimo escalón para pedirle perdón desde Honduras.
Compartía una de las reflexiones que ha alcanzado durante su concurso: todavía no ha perdonado a su padre por lo mal que se lo hizo pasar a su madre, a su hermano y a sí misma. «No consigo perdonar que me abandonase, que nunca tuviese una explicación» confesaba siendo totalmente sincera ante la mirada expectante de los espectadores de ‘Supervivientes’. No pierde la esperanza en conseguir perdonarle en el futuro para así, vivir sin rencor.
Terminaba la prueba siendo consciente de que sus palabras podrían haber puesto a Raquel Bollo en una situación delicada pero prefería ser sincera y mostrarse tal y como es. El último escalón se lo dedicaba a ella misma y al esfuerzo de superación que le han llevado hasta ese momento. Desde plató, su madre le dedicaba unas palabras que hacían que todo el público arrancara a aplaudir: «Ella nunca pidió venir al mundo y a lo mejor le tengo que pedir perdón yo, porque no le di la persona adecuada para tener a mis hijos».