El periodista Álvaro Sánchez León asegura en el libro ‘Emérito. Rebobinando a Ratzinger’ (Ediciones Palabra), que Georg Gänswein, el que fue secretario personal del papa emérito durante casi 20 años, ha sido «un puente de piedra maciza» entre ambos Papas.
«Entre Francisco y Benedicto XVI ha estado monseñor Georg Gänswein, un puente de piedra maciza», afirma Sánchez León en el libro, que llegó a las librerías españolas el pasado 13 de enero, pocos días después de que salieran a la luz las memorias de Gänswein, que han generado polémica por algunas revelaciones que hace, como el «shock» que le causó que Francisco lo apartara de su cargo como prefecto de la Casa Pontificia para dedicarse a cuidar de Benedicto XVI.
Sánchez León considera que el secretario personal del papa emérito «tiene una herida que es real, se ha sentido en algún momento maltratado por sus superiores en el Vaticano y lo cuenta», pero cree que eso supone «un 2%» del libro y que el resto tiene que ver con «la unidad».
En una entrevista con Europa Press, el periodista asegura que Georg Gänswein es «la mejor figura para explicar el puente entre los dos papas», el Papa Francisco y el emérito. «Gänswein se merece una estatua en la Plaza San Pedro porque ha hecho de puente de conexión en un momento curioso en la historia de la Iglesia», opina.
En cualquier caso, se muestra convencido de que en la mente de Benedicto XVI no hubo «ningún pensamiento que rompa la unidad con el Papa y la Iglesia». Así lo demuestra, a su juicio, su retirada al monasterio Mater Ecclesiae con la misión de «rezar por el Papa y por la unidad de la Iglesia», pasando a un «segundo plano al que accede por voluntad propia». «Su renuncia ha sido para muchos un detonante para creer en la verdadera fe», subraya.
40 VOCES PARA HACER UN RETRATO HUMANO
En su libro ‘Emérito. Rebobinando a Ratzinger’, Sánchez León recopila el testimonio y las declaraciones de 40 voces, desde cardenales, vaticanistas, hasta el propio Georg Gänswein, pasando por personas que trataron con él en su vida cotidiana antes de ser Papa, como su zapatero, su sastre o su panadero.
En palabras del autor, se trata de un «reportaje muy amplio que estudia el perfil humano de Joseph Ratzinger desde que muere hasta que nace», es decir, «al revés», explicando «por qué era como era, por qué pensaba como pensaba y por qué se ha convertido en una de las personas más influyentes de la Iglesia contemporánea y del siglo».
Entre otras voces, hacen balance el director de comunicación del Vaticano durante el pontificado de Benedicto XVI, Federico Lombardi; cardenales como Julián Herranz, Carlos Osoro y Angelo Scola; obispos como Mario Iceta y Juan Antonio Martínez Camino; el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz; figuras relevantes de la política, como Paco Vázquez, exembajador de España ante la Santa Sede, o el expresidente del Senado de la República Italiana, Marcelo Pera.
Al final, según destaca el autor, resulta «un retrato impresionista» de una persona que no tiene «nada que ver» con el rostro que se presentó en los medios de comunicación. De hecho, incluye en el libro un capítulo del «mea culpa internacional de periodistas honestos» que «con el paso de los años y sobre todo, desde el momento de la renuncia se han dado cuenta de que no hicieron bien su trabajo».
HAY QUE LEERLO PARA COMPRENDERLO
Según Sánchez León, a este retrato contribuyó el hecho de que Benedicto XVI sucediera al Papa Juan Pablo II que era «una ‘rock star’ de la comunicación». Por el contrario, Ratzinger era una persona «tímida», de «relaciones cortas», que daba «poco juego en el sentido fotogénico», un «académico que se expresaba mejor a través de la palabra». «A Ratzinger hay que leerlo para comprenderlo», matiza.
A diferencia de este rostro que se pintaba en los medios, el autor del libro asegura que Benedicto XVI era «sencillo y transparente, luminosamente inteligente, el Papa de la verdad en el arranque de la postverdad», «cariñoso, con muchos amigos, de una apertura intelectual muy potente, que más allá de la etiqueta de Papa conservador, abre diálogos con personas que están en las antípodas en su forma de entender el mundo»; en definitiva, una figura «mucho más atractiva de lo que se ha visto en los medios».
Entre las 40 entrevistas que recoge en el libro, Sánchez León destaca el testimonio de las personas anónimas, como el zapatero o el sastre, de las cuales se desprende «el cariño que tienen por el papa emérito, como si fuera de su familia, que rompe el tópico de Papa de hielo». Del resto, pone de relieve que todos coinciden en «afirmar sin ningún matiz» que es «el teólogo del siglo XX, futuro Doctor de la Iglesia».