La Editorial Caligrama pone en el mercado una sensacional obra con aires colombianos y que sirve de perfecto altavoz para poner en valor la esencia de la mujer que jamás puede ser violada.
De vez en cuando, en raras ocasiones, aterriza en el mercado editorial una obra que deslumbra unánimemente a la crítica especializada y por la que merece la pena detenerse y observar con detalle la orfebrería con que se ha compuesto su trama. Tal es el caso de Amelia y sus demonios, una novela que únicamente puede definirse como todo un festín literario elaborado con una mirada larga. En estos tiempos actuales, donde mucha gente alardea de defender a la mujer y luego actúa de forma incoherente, al fin aparece una luminosa obra que pone negro sobre blanco, una historia que supone una fortaleza para defender como se merece la esencia de la mujer ultrajada.
El propio autor constata: «El escritor nos introduce, a fondo, en los meandros existenciales —un mapa psicológico y sociológico bien delineado, a profundidad con incisivo y aclaratorio escalpelo narrativo— de una bella joven mujer empujada por la vida, que no tiene más aliciente vital, ninguna otra frontera humana que la atraiga más para la revancha de su infancia y juventud destruidas, para recuperar con femenina dignidad la frontera violentada de su existencia, que la obsesión perentoria de alcanzar una venganza dirigida contra quienes le arrebataron la pureza de su tiempo hacia una esencia de mujer sin fracturas irreversibles, un piadoso tránsito humano que le hubiera procurado y significado un destino diferente, a ese común destino que resquebraja la vida de los desalojados, de los marginales, de los despojados, que sin compasión, sin que al parecer nada pueda hacerse más que aguantar y soportar las afrentas».
El que firma estas acertadas palabras es el literato colombiano Edwin Alberto Ramírez Pérez, quien, con esta obra, ha logrado que todas las miradas en el proceloso y dúctil mundo de la literatura se posen en él. La trama habla de una bella y joven mujer que se ve empujada a convertir la venganza en una causa vital. ¿El motivo? Su dignidad fue arrebatada con violencia. A partir de ese momento, se verá obligada a vivir con sus propios demonios, a los que deberá vencer… o buscar una alianza. Es una narración sin melindres que pondrá al lector al límite para que sea él quien juzgue dónde habrían de estar situados los límites de una actuación que pueda ser entendida como moral y justa.
Al margen de la gran protagonista, emergerán otros tres —Juan, Raúl y Cristina— que ejercerán de espejos en una galería donde se verá reflejada la sociedad actual. Por muchos motivos, se está ante una obra de muy aconsejable lectura para poner pie en pared y hacerse las preguntas relevantes de la vida. «La narración, aplicada a la exposición y exégesis de este rectángulo humano resalta con alegre sosiego, primero el júbilo, la pasión de dos mujeres que desean un cielo para su vuelo amoroso, y luego el desafortunado desenlace idílico dictado por ese común destino que ciñe a los mortales entregados con vehemencia al tránsito personal de su periplo existencial», certifica el autor.
El autor
Edwin Alberto Ramírez Pérez es un poeta y narrador, oriundo de Santander (Colombia). El inicio de su andadura en el mundo literario se produce en la ciudad de Envigado (Antioquia), en el año 2017, al unirse al taller literario Plumaencendida, dirigido por el poeta Edgar Trejos y adscrito a la Red de Escritura Creativa y Tertulias Literarias, RELATA, del Ministerio de Cultura. Allí logra publicar dos de sus textos breves —Carta a la señora Escoba y Dilma se va— en la antología correspondiente al año 2020. Posteriormente, en 2021, saca a la luz su primer poemario —Las cosas que suceden en mi casa—, con una editorial independiente de la ciudad de Medellín. Ahora ha llegado el momento de presentar su primera y flamante novela: Amelia y sus demonios.
