El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha convocado una reunión extraordinaria del Consell Executiu este miércoles a las 17.00 horas ante la crisis entre los socios del Govern, después de que Junts planteara que el presidente se someta a una cuestión de confianza si no concreta cómo cumplirá el acuerdo del Ejecutivo.
Fuentes de Presidencia han asegurado que esta convocatoria «responde a la situación provocada por Junts y su amenaza de cuestión de confianza, cuando el presidente, además, había respondido favorablemente a las tres peticiones planteadas».
El martes en el Parlament, Aragonès expresó su disposición a abordar las demandas que hace Junts –establecer una dirección de coordinación estratégica independentista, que la mesa de diálogo se centre exclusivamente en la autodeterminación y la amnistía, y coordinación de ERC y Junts en el Congreso–, pero advirtió de que se debe cumplir el pacto «en su integridad», ya que considera que Junts debería participar en la mesa de diálogo.
Fuentes de los republicanos consideran que el presidente tuvo un tono conciliador en el Debate de Política General y que la cuestión de confianza planteada después por el presidente de Junts en la Cámara, Albert Batet, supone cruzar una línea roja y una «deslealtad» que no puede haber en una coalición de gobierno.
Lamentan que en los últimos días estaban intentando rehacer los puentes para restablecer las relaciones entre los socios y evitar la crispación en el Debate de Política General, y que la «amenaza» de la cuestión de confianza ha vuelto a dinamitar la confianza entre ERC y Junts.
Ante el malestar provocado por esta cuestión, Aragonès ha suspendido este miércoles su agenda y durante la mañana ha mantenido reuniones con su equipo y la cúpula de ERC para analizar la situación y sobre la mesa siguen todos los escenarios posibles.
Así, el presidente ha convocado la reunión extraordinaria del Govern para captar cuál es el posicionamiento de los consellers de Junts: en el partido hay división sobre si deben salir o no del Ejecutivo y hasta ahora la mayoría de los miembros del Govern apostaban por seguir.
Desde el Palau de la Generalitat, sostienen que «es fundamental el respeto institucional y que el Govern esté al 100% para abordar la situación económica, social y para resolver el conflicto político».
«Como dijo ayer el presidente, los que han hablado de ultimátums o amenazan con cuestiones de confianza, son los que deben dar respuesta y decidirse», han aseverado las fuentes de Presidencia de la Generalitat.
Y es que Aragonès ya rechazó el martes por la noche la posibilidad de someterse a una cuestión de confianza –solo puede decidir él hacerlo y lo único que pueden impulsar los grupos es una moción de censura– y emplazó a Junts a decidir «con celeridad» si quiere salir o no del Govern.
ERC mantiene que es Junts quien debe decidir qué quiere hacer, si permanecer o no en el Ejecutivo, pero reclaman que dejen de trasladar sus discrepancias internas a la estabilidad del Govern, especialmente en el contexto económico y social actual.
Otras fuentes republicanas han apuntado a Europa Press que Junts debe dar garantías de estabilidad para que el Govern pueda dedicarse a gobernar sin que haya choques continuos entre los socios del Ejecutivo, pero han alertado de que «no hay mucho margen para tener garantías de estabilidad con ellos».
«LA PELOTA EN EL TEJADO» DE ARAGONÈS
Sin embargo, fuentes de Junts han defendido que «la pelota está en el tejado» de Aragonès y que debe ser el presidente el que dé concreciones de cómo pretende cumplir el acuerdo del Govern y las tres demandas que le hacen.
Desde el partido de Laura Borràs recalcan que ahora mismo, de los 74 diputados que dieron su apoyo a la investidura de Aragonès, 41 –tanto Junts como la CUP– han planteado que el jefe del Ejecutivo se someta a una cuestión de confianza.
Además, dan por cumplida su promesa de que el Debate de Política General sería un «punto de inflexión», ya que consideran que después de haber planteado la cuestión de confianza el rumbo del Govern debe cambiar.