El pequeño mosquito antártico, única especie de insecto conocida originaria del continente helado, se las arregla con las temperaturas gélidas con estrategias de latencia únicas.
Un equipo de investigación internacional dirigido por la Universidad Metropolitana de Osaka ha descubierto que el mosquito se adapta a las estaciones durante su ciclo de vida de dos años al experimentar inactividad en su primer año y diapausa obligada en su segundo. La investigación se ha publicado en Scientific Reports.
La inactividad es una forma de latencia en respuesta inmediata a condiciones adversas, y cuando las condiciones mejoran, el organismo se activa nuevamente. La diapausa obligada es un período de letargo inducido naturalmente en un momento fijo del ciclo de vida de un organismo, una forma poco común que se observa en los insectos de las regiones templadas.
«Pudimos establecer un método para criar al mosquito antártico durante un período de seis años para descubrir algunos de sus mecanismos de adaptación ambiental», explicó en un comunicado el autor principal Mizuki Yoshida, un estudiante de posgrado en el momento de la investigación que ahora es un posdoctorado en la Universidad de Ohio State.
DESARROLLO A MEDIAS A LA ESPERA DE BUEN TIEMPO
El equipo descubrió que las larvas del mosquito antártico generalmente crecen hasta su segundo estadio en el primer invierno y entran en estado de inactividad para poder reanudar rápidamente su desarrollo en cualquier momento en que de repente haga más calor.
A medida que se acerca el segundo invierno, las larvas alcanzan el cuarto estadio final, pero no se transforman en pupas. En cambio, entran en diapausa obligada para que todas emerjan como adultas cuando llega el verano. Como adultas, solo tienen unos pocos días de vida y necesitan encontrar una pareja, por lo que este mecanismo de sincronización es clave para su supervivencia.
«Hemos determinado que, en el caso del mosquito antártico, la diapausa obligada termina con la llegada de las bajas temperaturas en invierno, de modo que todas las larvas se transforman en pupas al mismo tiempo y emergen como adultas al mismo tiempo», afirmó el profesor Shin G. Goto, que dirigió la investigación.
«Aunque no se han descrito estrategias de adaptación estacional que impliquen pasar el invierno varias veces utilizando tanto la inactividad como la diapausa obligada en otros organismos, creemos que los insectos que habitan en entornos hostiles como el Ártico y las grandes altitudes podrían estar empleando estrategias similares».