En su cuarta semana de la aventura MasterChef Junior, los pequeños chefs recibieron la visita de Marcos Llorente y Koke, jugadores del Atlético de Madrid, en una prueba de lo más dulce.
Los aspirantes prepararon por parejas plátanos split, con la particularidad de que tuvieron que cocinar muy juntos. Tanto que estaban atados a los pies de su compañero. No fue un problema para Nicolás y Aurora, que volvieron a demostrar que como pareja de cocinado no les gana nadie. Aunque ninguno de los aspirantes se imaginaba que terminarían esta prueba de una forma todavía más dulce: bañados en sirope.
El esperado reencuentro con los expulsados se produjo en el Castillo de la Mota (Valladolid), donde tuvieron que enfrentarse a un cocinado a la altura de los comensales: Drácula y los vampiros. Para ello contaron con los consejos de la ganadora de MasterChef 8, Ana Iglesias, que se convirtió en la vampiresa más simpática que podrían haber conocido. La prueba fue todo un éxito para Adriana y Manel. Ambos consiguieron volver a colgarse el delantal de aspirantes.
Pese a que Asier supo sacar adelante su plato con insectos como ingrediente principal, no fue suficiente para que el valenciano consiguiera los suficientes puntos para continuar una semana más en MasterChef. Asier reconoció que lo que más iba a echar de menos iba a ser a los amigos que había hecho. Ese era el gran regalo que le había hecho el programa. También Celia tuvo que colgar el delantal, pues su plato elaborado con criadillas no convenció del todo a los jueces. A la pregunta de quién le gustaría que ganara la edición, Celia lo tuvo claro: su gran amiga Aurora.