Cada vez más investigadores emplean las redes sociales para la divulgación científica en materia de Educación, según un estudio liderado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) que muestra, asimismo, un aumento en el uso de estas plataformas por los docentes de la Enseñanza Obligatoria para conocer a avances científicos que les permitan mejorar en su profesión. Sin embargo, la mayoría de los 950 profesores consultados reconoce falta de formación para difundir y acceder a estos contenidos.
El proyecto, denominado ‘Comscienciaeduspain’ y financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia e Innovación, indaga en cómo mejorar la divulgación científica de los investigadores de las instituciones de Educación Superior en España a través de las redes sociales, de forma que contribuya a la formación continua de los docentes de la Educación Obligatoria.
La mayoría de los profesores de universidad percibe la importancia de las redes sociales para la divulgación científica. Sin embargo, 3,7 de cada 10 investigadores tienen una percepción muy baja, baja o media de esta forma de comunicación. Un 91% de los docentes universitarios consultados refirió haberlas usado con fines académicos en los seis meses previos a su participación en el proyecto, con un promedio de 2-3 veces a la semana.
En el caso de los profesores no universitarios, la investigación arroja, en general, una percepción alta de la utilidad de estas plataformas para el acceso a conocimiento científico y su formación continua, pese a que 4,5 de cada 10 señaló una percepción media-baja.
El 67% de los participantes en la investigación manifestó usar habitualmente las redes sociales académicas (ej. ResearchGate) y no académicas (YouTube y Facebook, principalmente) para conocer avances científicos asociados a sus labores docentes, con un promedio de uso de 3 veces a la semana.
Participaron 487 profesores universitarios investigadores en Educación y 463 profesores no universitarios. En cuanto a los primeros, se identificó un total de 5.314 investigadores vinculados a instituciones de Educación Superior en España, en los 12.044 trabajos académicos indexados en las bases de datos científicas Scopus y WoS, con la palabra clave ‘Education’, entre 2016 y 2020.
PRINCIPALES MOTIVACIONES.
«La falta de tiempo y desinterés son los principales motivos aducidos por los docentes universitarios para no usar las redes sociales con fines académicos. Por el contrario, como principales motivaciones indicaron la posibilidad de obtener una mayor visibilidad profesional y de construir redes académicas y/o profesionales», explica Elías Said Hung, investigador principal del proyecto y profesor de UNIR.
Destaca el perfil autodidacta de la mayoría de los docentes universitarios en cuanto al aprendizaje requerido para el aprovechamiento de las redes sociales para la divulgación científica.
«Es preciso mejorar su formación en cuanto a estrategias de comunicación en estas plataformas. Además, las instituciones académicas deben favorecer un contexto institucional que promueva un mayor y mejor uso parte de los investigadores», afirma este experto.
ESTRATEGIAS PARA LA FORMACIÓN CONTINUA.
Para la formación continua de los profesores no universitarios en España a través de las redes sociales, los autores del trabajo proponen que se favorezca un contexto institucional que impulse un mayor uso dentro del ejercicio profesional de la docencia en las enseñanzas medias.
Asimismo, concluyen que es preciso reforzar la formación de estos docentes para que puedan identificar perfiles científicos en estas plataformas; así como potenciar nuevos formatos de divulgación, desde las revistas científicas e instituciones educativas, que aumente el interés por la investigación de los profesores no universitarios.
El equipo a cargo del proyecto ‘Comscienciaeduspain’ lo integraron además Sergio Arce, María Adoración Merino Arribas, Beatriz Marcano Lares, Roberto Moreno López, Nelcy Valencia Olivero y Noemí García Sanjuán, de la Universidad Internacional de La Rioja; Javier Martínez Torres, de la Universidad de Vigo; Max Römer Pieretti, de la Universidad Camilo José Cela; Eva Matarín y Martha Sánchez Esparza, de la Universidad Rey Juan Carlos; Celia Camilli y Francisco Segado, de la Universidad Complutense de Madrid; y Gaspar Brändle, de la Universidad de Murcia.