El Sevilla firmó este sábado su novena victoria consecutiva ante el Huesca (1-0) gracias a un gol de Munir El Haddadi y a las paradas de Yassine ‘Bono’, que permiten al cuadro andaluz mantener viva la batalla por la tercera posición de la Liga Santander con el FC Barcelona; mientras que Eibar y Valladolid lograron un empate (1-1) que no sirve a ninguno en la jornada 23.
En el Ramón Sánchez-Pizjuán, el equipo de Julen Lopetegui sigue demostrando su solidez para no perder comba en el campeonato doméstico, pero a su vez se ha metido en semifinales de Copa -va con ventaja para la vuelta al Camp Nou- y este miércoles recibe al Dortmund en octavos de la ‘Champions’. Un brillante arranque de año para el Sevilla, que ilusiona porque no afloja en uno de los tramos decisivos de la temporada.
Esta sábado, el conjunto de Nervión tuvo que sufrir pero supo hacerlo con oficio y entereza. El Huesca avisó primero con un tiro lejano de Rafa Mir que se fue lamiendo el larguero pero pronto el ‘Papu’ Gómez -que no ha necesitado adaptación- y Óliver Torres contestaron en la portería contraria. Incluso Álvaro se volvió protagonista en el final del primer acto desviando un balón envenenado de Rakitic.
En la segunda parte, Bono reclamó los focos. Hasta en cuatro ocasiones salvó a los suyos en intentos de Siovas, Rafa Mir, por partida doble, y Sergio Gómez, que se toparon con el portero marroquí, tan importante como Munir, el autor del único gol del choque a poco de la hora de partido. Óliver apuró la línea de fondo, sacó un centro y el ex del Barça cabeceó con potencia al fondo de las mallas.
Los de Pacheta se volcaron y merecieron el reparto de puntos, pero el recital de Bono dejó la victoria en la capital andaluza y complicó, aún más, la existencia del colista de la categoría. El conjunto altoaragonés está a cinco puntos de la salvación tras el empate de Eibar y Valladolid, un resultado que deja a ambos en la misma situación.
El punto no vale ni a armeros, ni a pucelanos, estos últimos metidos en la quema, después de un duelo a cara de perro en el que se adelantaron con un claro penalti de Arbilla sobre Sergi Guardiola. El encargado de ejecutarlo fue Roque Mesa con mucha seguridad, pero el tanto sirvió para que el equipo de José Luis Mendilibar comenzase a espabilar.
La conexión Bryan Gil-Kike García fue magnífica y acabó encontrando su premio en el ecuador de la primera parte con un centro del jugador cedido por el Sevilla que remató el veterano delantero con la testa. Una jugada académica, una reacción notable del Eibar que pasó a controlar un encuentro que cambió en la segunda mitad, sobre todo en el tramo final.
El miedo a perder de unos y otros, con el consecuente agujero que se habría generado en la clasificación, hizo a ambos comedirse y -quizá- el Eibar buscó algo más la meta contraria con la presencia del japonés
Yoshinori Muto. Pero el luminoso no se movió y la vida seguirá igual, al menos una semana más, para Eibar y Valladolid.