La Comisión Europea ha pedido este miércoles cambios legislativos para que la retirada del carnet de conducir por una infracción grave sea efectiva en toda la Unión Europea, de modo que el infractor no pueda conducir con impunidad en otros países del espacio común si ha sido sancionado con la suspensión del permiso durante más de un mes en alguno de los Estados miembro.
La comisaria de Transportes, Adina Vãlean, ha alertado en una rueda de prensa en Bruselas de la «sensación de impunidad» con la que muchos conductores se mueven cuando cruzan la frontera de su país y recorren las carreteras del resto de la UE, en donde «al menos el 40% de las infracciones» a no residentes quedan sin efecto bien porque no se puede identificar al conductor, bien porque pese a ser identificado no paga la sanción.
«Da la impresión de que cuando uno está fuera puede hacer lo que sea porque no será sancionado», ha lamentado la comisaria, quien ha explicado que, aunque la propuesta que presenta prevé excepciones, espera que los Estados miembro «no tengan una actitud permisiva».
La reforma que plantea Bruselas supone que cuando las autoridades de un país de la UE sancionan con la retirada del permiso de conducir durante «más de un mes» a un infractor no residente, esta sanción sea comunicada de inmediato a las autoridades del país emisor del carnet para que aplique la misma sanción.
La nueva norma permitirá excepciones para que una autoridad pueda rechazar la petición de suspensión del carnet, por ejemplo si la infracción que se castiga no es sancionable con la misma severidad en el Estado miembro emisor.
Las suspensiones del carnet durante menos de un periodo menor a un mes tampoco tendrán que ser trasladadas al país emisor para evitar una carga administrativa innecesaria para medidas de corto plazo.
Aunque las sanciones varían entre Estados miembro, los servicios comunitarios consideran que hay una serie de infracciones graves reconocidas de manera generalizada en la UE que permitirán definir en qué situaciones retirar de manera generalizada el carnet de conducir, por ejemplo cuando la infracción ha causado un accidente con muertos o heridos graves o si la medida responde a un exceso de velocidad que supere en más de 50 kilómetros por hora los límites permitidos o se conduzca bajo los efectos del alcohol o las drogas.
La reforma que propone el Ejecutivo comunitario abarcará otras normas clave en materia de seguridad vial, como introducir un permiso de conducción digital único para facilitar su tramitación, convalidación o renovación en el conjunto de la UE y también las gestiones de extracomunitarios que necesitan viajar por el territorio europeo.
Asimismo, Bruselas quiere mejorar la coordinación transfronteriza para facilitar que los viajeros que se mueven entre distintos países de la UE paguen las multas que se les imponga en las carreteras europeas que no son las de su país de residencia.
Para ello pide que las autoridades de control puedan acceder a los registros nacionales de permisos de conducción y que se refuerce el papel de los puntos de contacto nacionales establecidos para que puedan cooperar mejor con las autoridades que participan en la investigación de las infracciones.
Aunque el marco actual contempla ya esta cooperación para faltas graves como la conducción bajo el efecto de sustancias o el exceso de velocidad, los servicios comunitarios quieren también que el ámbito de aplicación cubra otras infracciones como no mantener la distancia de seguridad, realizar adelantamientos peligrosos, circular en sentido contrario o utilizar vehículos sobrecargados.
Otro de los pilares de la reforma propuesta por la Comisión Europea son cambios en las normas de los conductores noveles, para que empiecen antes su preparación pero también para imponer condiciones más estrictas, por ejemplo la «tolerancia cero» en el consumo de alcohol.
De este modo, aboga por introducir un período de prueba de al menos dos años para los conductores principiantes tras superar la prueba y que se les permia una tasa cero en el consumo de alcohol, dos condiciones que Bruselas defiende porque los conductores más jóvenes están implicados en uno de cada cinco accidentes mortales a pesar de representar apenas el 8% del total de conductores en la UE.
Además se plantea la posibilidad de que los jóvenes hagan las pruebas y empiecen a conducir vehículos y camiones acompañados desde los 17 años, para adquirir experiencia al volante.
Otra medida es adaptar la formación y exámenes para que tengan en cuenta la conducción en lugares con presencia de usuarios vulnerables como peatones, ciclistas o usuarios de patinetes eléctricos, como parte de una mayor sensibilización de una «movilidad urbana sostenible».
También aboga por evaluaciones médicas más específicas que tengan en cuenta los avances en el tratamiento médico de enfermedades como la diabetes y por acciones que animen a los conductores a actualizar sus capacidades de conducción y sus conocimientos para adaptarse a los avances tecnológicos.