Con el documental ‘Esta ambición desmedida’, C. Tangana (Antón Álvarez) da un paso más en ese camino a la trascendencia que le obsesiona y deja claro, en numerosas ocasiones, que en su vida de ‘rockstar’ le acompaña constantemente la idea de abandonar la música, una idea con la que pretende convivir, pero no ejecutar por el momento.
«Quiero hacer algo aún mejor que lo anterior», subraya sobre su futuro en una entrevista concedida a Europa Press, en la que deja claro que aún le «pica el gusano de la música», al menos de componer y volver al estudio, pero no tanto volver a embarcarse en una gira, que es «lo que más desequilibra».
«Siento que ‘El madrileño’ –álbum publicado en 2021 y alabado por crítica y público– ha pasado completamente y me siento un poco huérfano. Entonces eso me hace pensar, ¿qué pasaría si volviera al estudio?», explica al respecto Álvarez (Madrid, 1990), quien precisa, no obstante, que su apuesta más próxima es el cine.
Su inmersión en esta expresión artística, de la mano de la productora Little Spain, que respalda ‘Esta ambición desmedida’ junto a Movistar + con la dirección de Cris Trenas, Santos Bacana y Rogelio González, responde a la necesidad del artista de enfrentarse a un «reto». «No estoy seguro que sea capaz de hacer cine», apunta entusiasmado.
Sea en la música o en el cine, Álvarez recalca que se pone «toda la presión» porque persiste en sus objetivo el «hacer algo que realmente tenga un impacto cultural», lo que, a su juicio, «no tiene que ver con cuántas reproducciones tenga ni si a la gente le parece bueno». «La idea de que siempre se mantiene de fondo es hacer algo que emocione a la gente y que inspire a otros», insiste.
En ‘Esta ambición desmedida’ se sitúa en pantalla la apuesta del artista por sacar adelante ‘El madrileño’ y la gira ‘Sin cantar ni afinar’, un tour que podría haber hecho millonarios a los que trabajan con él, pero que resultó un desastre financiero por el coste de llevar a cabo los espectáculos. ‘Pucho’ impuso el arte, como dice, al ganar dinero, y se siente orgulloso de ello por el resultado.
En este contexto y ante numerosas dificultades que muestran otra cara de la realidad de los artistas, Álvarez se desnuda, incluyendo llantos, arrepentimientos, momentos incómodos, discusiones y su síndrome del impostor en los directos.
«MIEDO A LA EXPOSICIÓN»
«Verse ha sido difícil, porque no estoy acostumbrado a exponer así. Tengo un poco de miedo y nervios, pero como espectador si yo viese un documental de un artista al que admiro, me gustaría ver la vulnerabilidad, me gustaría ver el conflicto, los problemas reales y no una versión edulcorada o un teatrillo para que el artista quede bien», reflexiona.
En este sentido, ahonda en el miedo que le da la exposición, a que el público vea cómo es «en el fondo» y a «no tener el control de lo que el mundo ve» de él. «Supongo que yo no debería tenerle miedo a eso, porque siempre he sido provocador, siempre me he metido en líos, nunca he tratado de agradar a todo el mundo, pero es humano», añade al respecto.
Los momentos al límite por el desgaste y los inconvenientes destacan en gran parte del documental, en el que vemos a un Pucho que avanza pese a los baches. ¿Cómo cuida su salud mental ante estos, que implican hasta perder cientos de miles de euros? «Se emborracha», contesta Santos Bacana al respecto y Álvarez precisa que «a veces», pero matiza que intenta mantenerse con esa «terapia más natural» de hacer «cosas normales» como deporte u ocio con amigos.
No obstante, indica que también asiste a terapia psicológica, pero es «intermitente», y quita hierro a sus problemas como artista: «Si tú eliges tus problemas, es mucho mejor (…) Es más fácil ahora que siendo un obrero».
También es más fácil para él, como artista ya consolidado, huir de esa «preocupación» que suponen las reproducciones, algo que no le gusta pero que entiende en las nuevas generaciones. «Entiendo que la gente haga lo que sea para tener visibilidad, pero yo hay cosas que me puedo saltar. Llega un punto, cuando te puedes dedicar a esto, en el que tu responsabilidad es ver si tienes algo importante que decir», defiende.
Respecto a la industria musical actual, también expresa su apoyo a movimientos inspirados en el #MeToo de Hollywood o el #SeAcabó de las jugadoras de fútbol para denunciar el machismo y entiende la cancelación de artistas en este aspecto. «Creo que nos toca vivir este tiempo y que esa es la mejor reacción que ha encontrado la sociedad», responde cuestionado al respecto.
LITTLE SPAIN
Este documental, que se estrenará en cines el 26 de octubre, estuvo varias veces a punto de suspenderse por el «desgaste personal» de su contexto, una gira que «era demasiado ambiciosa para ser sostenible y factible económicamente». «El documental iba un poco a la deriva», indican Cris Trenas, Santos Bacana y Rogelio González, con quien Álvarez comparte la productora Little Spain.
Precisamente, la «aventura trágica» de ‘Esta ambición desmedida’ es el primer proyecto largo de la productora, que ahora trabaja en otros como un documental sobre el artista flamenco Yerai Cortés, el estreno de Álvarez como director.
Discretos sobre sus próximos proyectos, los de Little Spain aseguran que se encuentran también avanzando en géneros «de todos los tipos» y lo hacen con la ambición que aporta Álvarez. Quiere subir el nivel de ambición, no en un sentido malo sino como de volumen de proyectos de trascendencia o de relevancia creativa» subrayan, para apunta, entre risas, que a diferencia de lo que ocurrió en la gira a nivel económico, intentarán «no perder cinco años de vida en el intento».
Ahora queda por ver el futuro próximo de Álvarez como cineasta y no como C. Tangana, uno en el que él y los miembros de Little Spain esperan construir «un colectivo de voces diversas» capaz de «aportar».