El Real Madrid alargó su gran momento de forma para sentenciar la primera plaza del grupo D en la Liga de Campeones después de doblegar al Inter de Milán (2-0) en un partido completo de los merengues, que resolvieron con goles de Toni Kroos y Marco Asensio, uno en cada parte, a cinco días para recibir al Atlético de Madrid.
Los pupilos de Carlo Ancelotti se comieron el ‘caramelito’ del primer puesto y ya suman nueve victorias consecutivas. Una más a la buchaca a cinco días de enfrentarse con el vecino y pensar en una estocada a LaLiga. Todo marcha sobre ruedas en la Castellana, incluso cuando falta Benzema como este martes.
La ausencia del francés, el gran referente anotador de los blancos, no fue excusa para tumbar al campeón italiano, que tuvo mejores intenciones que ocasiones y cuyo fútbol no fue tan directo, ni tan voraz como el de los merengues pese al atractivo de su propuesta. Kroos se encargó de hacer ver al Inter quién es el 13 veces campeón de Europa.
El centrocampista alemán marcó un golazo al cuarto de hora. Rodrygo cruzó el balón por toda la frontal y Casemiro -que leyó la jugada a la perfección- dejó pasar el cuero entre sus piernas. Kroos recepcionó y ajustó el punto de mira para batir a Handanovic. Un golazo de bandera que acabó siendo prácticamente definitivo.
Antes del gol, el Inter había avisado con una volea de Brozovic y un disparo lateral de Perisic. Buenas intenciones, más posesión y salida aseada del balón, pero el verdadero peligro estaba en los de casa. Vinicius y Jovic dieron buena cuenta de ello antes de alcanzar la media hora. Los blancos tenían el estoque pero no terminaron de matar a su oponente.
Rodrygo estrelló el balón en la base del poste al borde del descanso y -un minuto después- estuvo muy cerca del segundo con un lanzamiento violento que no llegó a buen puerto. El 1-0 no sólo era justo para los blancos, sino que pudo quedarse corto ante la debilidad del Inter en el área contraria. Demasiadas ocasiones y ninguna hizo especial daño a Courtois.
En la segunda mitad, el escenario cambió por completo a los diez minutos con la expulsión de Barella, que se enzarzó en una absurda pelea con Militao. El jugador del Inter intentó propiciar un puñetazo al zaguero brasileño y el VAR alertó de la acción al árbitro. La roja dejó sin capacidad ofensiva a los ‘neroazzurri’, mermados en campo contrario durante más de media hora.