En 2017, un video supuestamente del expresidente estadounidense Barack Obama engañó a miles de personas. Aunque a simple vista el material parecía auténtico, en realidad era un deepfake, creado mediante inteligencia artificial (IA), capaz de falsificar de manera convincente tanto la voz como los movimientos de los labios del exmandatario.
Hoy, en 2024, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, haciendo que la creación de estos videos sea mucho más fácil y su identificación mucho más complicada. Ahora, estas falsificaciones logran replicar gestos, expresiones faciales y tonos de voz de manera asombrosamente realista, lo que dificulta aún más determinar su autenticidad.
Roger Menéndez, experto en ciberseguridad, define el deepfake como «cualquier medio audiovisual, ya sea foto o video, que ha sido falsificado para suplantar la identidad de una persona». El experto señala que, a medida que estas herramientas se vuelven más accesibles, aumenta el riesgo de que sean usadas con fines malintencionados.
Los ciberdelincuentes han aprovechado el potencial de los deepfakes para engañar a personas vulnerables, principalmente adultos mayores o aquellos menos familiarizados con la tecnología. Usando la imagen y voz de personajes públicos confiables, logran que las víctimas confíen en solicitudes fraudulentas de dinero o inversiones.
Un caso alarmante ocurrió en Hong Kong, donde un trabajador de una empresa multinacional fue engañado a través de una videollamada deepfake, en la que los estafadores se hicieron pasar por el director financiero de la empresa. El engaño fue tan sofisticado y convincente que la víctima transfirió 25 millones de dólares.
Menéndez recomendó generar conciencia y advertir sobre la existencia esta modalidad de estafa y sus posibles usos maliciosos. «Es necesario advertir a familiares, amigos y compañeros de trabajo sobre esta modalidad de estafa», dijo, añadiendo que las empresas también deben reforzar sus políticas de seguridad.
Además, subrayó ante la posibilidad de recibir un video de un familiar nuestro pidiendo dinero es necesario verificar su veracidad a través de una llamada telefónica directa con la persona en cuestión. Además, recomendó estudiar y aprender más sobre estos tipos de estafa mediante la investigación en internet.
El especialista también alentó a los usuarios a desconfiar de ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad y a limitar el acceso a su información personal en redes, solo a personas de confianza. «Es crucial cuidar nuestra privacidad y bloquear a terceros que puedan acceder a nuestra información», concluyó Menéndez.