El FC Barcelona venció (0-1) este jueves al Real Madrid en la ida de semifinales de la Copa del Rey celebrada en el Santiago Bernabéu, gracias a un gol en propia puerta de Militao en la primera mitad, un ejercicio de supervivencia culé que le valió para tomar ventaja en busca de la final y paliar el conato de crisis.
Después de la eliminación europea, de perder en Almería y con las sensibles bajas de Lewandowski, Pedri y Dembélé, el equipo de Xavi se encomendó a su saber sufrir esta campaña, al ‘unocerismo’, para tomar ventaja de cara a la vuelta dentro de un mes en el Camp Nou. Al Madrid, con mejores sensaciones las últimas semanas que su eterno rival, le faltó colmillo en busca de venganza por la Supercopa y, pese a asediar por momentos, no tuvo pegada hasta terminar encajando su primera derrota en casa de la temporada.
Para bien o para mal, el contexto importa poco en un Clásico, incluso el guion que parezca tener. El Barça se tiró la primera mitad jugando en campo propio y el Madrid tuvo la posesión y la intención ofensiva, pero el cuadro azulgrana se fue al descanso por delante con un gol de Militao en propia en el minuto 26.
Xavi no se fío de poblar el ataque y recurrió a su esquema de cuatro centrocampistas, pero entre la confianza tocada y el freno de mano que siempre se tiene en un partido de ida, el Barça fue espectador de inicio. Al Madrid le faltó algo de mordiente para aprovechar la situación y no generó excesivo peligro pese a mandar.
Modric se coló bien entre líneas y Vinicius tuvo su pique con Araujo pero sin sacar nada de provecho. Benzema llegó a ver puerta pero en fuera de juego y el Barça tardó 20 minutos en tener una jugada de posesión en campo rival. Ter Stegen hizo de Pedri, con pases rompiendo líneas y, sin el faro de Lewandowski o la profundidad de Dembélé, el equipo de Xavi se vio en una maraña.
Entonces, un forcejeo entre De Jong y Vinicius se saldó con amarilla al brasileño, con el enfado correspondiente de toda la parroquia blanca. También los cánticos de la grada recordando el escándalo arbitral que señala a la Ciudad Condal, pero en esas, el Barça encontró el regalo de Camavinga. Un pase a Ferran Torres, prolongación a Kessie, parada de Courtois y rebote en Militao.
El VAR revisó la bandera levantada del asistente por fuera de juego y dio validez al gol (0-1). Un premio gordo y mucha confianza para un Barça que pareció mejorar en su juego, más preciso, con una contra que desaprovechó Gavi para el segundo en el 38′. El Madrid reaccionó como pudo, con una ocasión de Carvajal que mandó a las nubes, pero volvió de nuevo mejor de los vestuarios.
El equipo de Xavi no solo replegó sino que no presionó bien, corrió detrás del balón sin la recuperación que suele poner en práctica y el cuadro de Ancelotti jugó de nuevo a placer. Vinicius la tuvo pero Araujo se fue al suelo providencial y el conjunto blanco encerró en 20 metros a su rival. El Barça aceptó su papel, sin esos tres jugadores referencia, y jugó con fuego.
Sin embargo, el Madrid no tuvo lucidez para generar peligro real. El técnico local metió a Rodrygo, su revulsivo preferido y quien probó al final desde lejos, y Xavi respondió con Ansu Fati, pero el internacional español volvió a pasar desapercibido. Peor incluso, ya que el ’10’ azulgrana le sacó el 0-2 a Kessie. El equipo catalán salvó el asedio y supo manejar un desenlace sin sustos y sin ni siquiera ruido en el Bernabéu.