Los anticuerpos anti Sars-CoV2 pueden persistir casi dos años después de la enfermedad, según un estudio en personal sanitario no vacunado realizado por el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), el Institut Català de la Salut (ICS) y el IDIAP Jordi Gol.
El estudio, publicado en la revista ‘BMC Medicine’, arrancó con la pandemia de coronavirus y siguió a 247 sanitarios de la Catalunya central a lo largo de 20 meses después de pasar el Covid-19, ha informado este jueves el ISGlobal –centro impulsado por la Fundación La Caixa– en un comunicado.
Cerca del 35% de la población mundial sigue sin recibir ni una dosis de vacuna contra el coronavirus, por lo que su inmunidad frente al virus depende exclusivamente de la infección.
En este estudio reciente realizado en una cohorte de población de entre los 40 y 70 años, la investigadora de ISGlobal Carlota Dobaño mostró que una de cada tres personas no vacunadas ya no tenía anticuerpos detectables un año después de la infección, pero que es importante «hacer estudios en diferentes cohortes».
«La cohorte de personal sanitario descrita aquí incluye gente más joven y más expuesta al virus, que sufrieron una infección sintomática, y en la que hemos podido tomar muestras regulares a lo largo de casi dos años», ha añadido.
El equipo investigador evaluó la persistencia de anticuerpos de tipo IgM, IgA e IgG dirigidos contra la proteóna Spike (S) y Nucleocápside (N) del virus en muestras de 247 personas con infección sintomática y todavía no vacunadas de la cohorte CovicatCentral, tomadas en ocho momentos diferentes entre verano de 2020 y noviembre de 2021.
Los resultados muestran una caída gradual y considerable en los niveles de anticuerpos, pero más del 90% de las personas continuaba teniendo anticuerpos frente a los cinco antígenos virales analizados, en todo momento del estudio: incluso en las 23 personas que todavía no se habían vacunado en noviembre de 2021, la seropositividad se mantuvo en un 95%.
El estudio solo observó ocho reinfecciones durante el periodo de seguimiento, lo que sugiere que la inmunidad es «robusta y duradera incluso frente a las nuevas variantes como alfa y delta», señalan los investigadores.
La investigadora del ICS Anna Ruiz Comellas ha recordado que pese a ello este estudio se realizó antes de la llegada la variante ómicron, mientras que la investigadora Gemma Moncunill ha comentado que en noviembre de 2021 se observa un aumento en IgM e IgA, «seguramente un reflejo de infecciones asintomáticas en el inicio de la sexta ola en Catalunya».
El análisis de las muestras tomadas antes del inicio de la vacunación confirma que la edad y ser fumador se asocian con menores niveles de anticuerpos, mientras que la hospitalización y unos ciertos síntomas (fiebre, pérdida de gusto y olfato) se asocian con niveles más altos.
«Esto explicaría también que en este estudio estamos viendo una seropositividad tan duradera, ya que todas las infecciones registradas en personal sanitario fueron sintomáticas», ha explicado Dobaño.
Los resultados sugieren que mantener niveles detectables de anticuerpos, particularmente IgG anti-Spike, confiere protección contra la reinfección, incluso en ausencia de vacunación, pero los investigadores han resaltado que el estudio es previo a la llegada de ómicron y que las personas previamente infectadas también se benefician de la vacunación, ya que la inmunidad híbrida es la que mejor protege de la infección y la enfermedad.