Tamara Falcó está viviendo, sin duda, uno de los momentos más duros de su vida. Un día después de anunciar su compromiso con Íñigo Onieva a través de sus redes sociales con una emotiva publicación en la que confesaba sentirse «la mujer más afortunada del planeta», la salida a la luz de unas imágenes de su prometido besando a otra mujer en un festival de música daba al traste con su felicidad.
Desde entonces, 72 horas muy intensas en las que hemos asistido a un drama que todavía no sabemos cómo acabara. El viernes por la tarde, horas después de la publicación del vídeo de Íñigo de lo más cariñoso con una atractiva joven, la pareja reaparecía unida en la boda de unos amigos y el empresario, rotundo, seguraba que no había sido desleal a la Marquesa de Griñón, dejaba claro que su boda seguía adelante y culpaba a la prensa de intentar destrozar su felicidad: «Esas imágenes son de 2019. Quiero a Tamara con locura, nos vamos a casar pese a quien pese. Siempre están sacando cosas inventadas y es una lástima que siempre haya gente que quiera destrozar nuestra relación e intenten ensuciar este momento tan especial» apuntaba enfadado.
Sin embargo, diferentes evidencias como la ropa que llevaba puesta el día del vídeo ‘de autos’ o la canción que sonaba en el momento en el que besaba a la chica – publicada en abril de 2022 – desmontaban la justificación de Íñigo y dejaban claro que había sido desleal a Tamara.
Completamente desencajada, la hija de Isabel Preysler abandonaba el sábado por la mañana con sus perros el piso que comparte con su pareja en el centro de Madrid y, sin hacer declaraciones, ponía rumbo a la casa de su madre, donde se refugia de la presión mediática desde entonces.
Fuentes cercanas a la socialité explican que en un principio se creyó la versión de su prometido, pero llegó un punto en el que no pudo cerrar más los ojos ante las pruebas de la deslealtad – algo imperdonable para Tamara – y habría roto de modo fulminante su relación. A pesar de que se mantiene en silencio, el hecho de haber eliminado de sus redes sociales la publicación de su compromiso y la imagen posando con su anillo de pedida deja entrever su decisión de dar marcha atrás con su boda.
Desesperado por conseguir el perdón de su novia, Íñigo optaba el domingo por la mañana por ser sincero y confesar su «error», disculpándose con Tamara y con su familia y ‘suplicando’ el perdón de la diseñadora: «Pido disculpas por no ser honesto. En los vídeos difundidos aparezco en una actitud inaceptable, de la cual estoy absolutamente arrepentido y destrozado. Pido perdón a Tamara y a su familia públicamente». «Estoy completamente enamorado de Tamara. Es la mujer de mi vida, por lo que me duele enormemente haberla hecho daño» publicaba el ingeniero en sus redes sociales, entonando un mea culpa orquestado, supuestamente, por Isabel Preysler.
Al parecer, y según apuntan diferentes medios de comunicación, la filipina es quien está ‘manejando’ esta crisis y habría aconsejado a su hija que presionase a Íñigo para admitir su infidelidad y le exigiese un perdón público para plantearse la posibilidad de darle una segunda oportunidad sin que su imagen ni la de su familia se viese deteriorada por su más que cuestionable comportamiento.
Una reconciliación en la que Tamara, que está destrozada y no deja de llorar – así lo asegura su entorno cercano – no piensa por el momento, aunque Onieva está seguro de que tan fuerte es su amor que acabará por perdonarle y seguir adelante con sus planes de boda. ¿Romperá la Marquesa de Griñón su silencio?