Si se puede gestionar el estrés diario, se trabaja de manera productiva y se contribuye a la comunidad, felicidades, se dispone de una buena salud mental. Sin embargo, una depresión o la misma ansiedad, puede generar un trastorno mental y, llegados a casos más graves, sufrir episodios psicóticos que te desconecten de la realidad. Por ajeno que pueda parecer este último caso, está siendo cada vez más habitual entre los jóvenes. El Ministerio de Sanidad confirma que en la década de los 80, uno de cada cien de los jóvenes, entre 15 y 24 años, sufría trastornos mentales graves; hoy son 20 de cada 100. Cuando nos volvimos locos, escrito por Sonia Herrero, y publicado por la editorial Soldesol, se ha convertido en una lectura esencial si convives de cerca con esta situación o crees poder hacerlo.
Sonia Herrero, terapeuta, coach y madre, ha sido consciente por experiencia propia, de estos alarmantes datos entre los jóvenes y ha tenido la valentía de exponer su intimidad para compartir su experiencia, aprendizaje y reflexiones en «Cuando nos volvimos locos». La obra busca concienciar a la sociedad de esta realidad, pues mirar hacia otro lado o convertir el tema de la enfermedad mental en tabú, solo empeora la situación. Este libro es una fuente de inspiración y recursos para ayudar a familiares y amigos a enfrentar una situación tan compleja como es el acompañamiento a alguien con un trastorno mental. Pero también para aprender a identificar el problema a tiempo y saber prevenirlo.
«La idea de escribir el libro surgió durante un momento muy difícil en mi vida, cuando mi hijo de 19 años, comenzó a tener episodios psicóticos. Fue una experiencia devastadora. Al principio, estaba perdida, todo eran preguntas sin respuesta: ¿cómo puedo ayudarle? ¿Cómo hago para no hundirme? Con este libro quiero ofrecer herramientas y reflexiones útiles que yo habría necesitado en su momento«.
La salud mental se ve directamente afectada por una serie de factores sociales, psicológicos y biológicos. No siempre se es consciente de la presión bajo la que viven los hijos, y jóvenes en general, ni qué les genera constantemente estrés y desesperanza. Uno de los principales problemas es la presión social causada por la exposición en redes sociales. En este medio buscan aceptación social y eso genera altos niveles de baja autoestima y ansiedad. También el futuro que estamos pintándoles en torno al cambio climático y las oportunidades laborales, acrecientan estas emociones. La autora coincide en este punto y añade que: «La pandemia ha exacerbado muchos problemas de salud mental que ya existían. Sin embargo, existe otro factor fundamental, y es el de no hablar lo suficiente de estos temas en casa o fuera. He comprobado que existe un estigma muy fuerte alrededor de los trastornos mentales. Los jóvenes, muchas veces, no encuentran el espacio para expresarse ni recibir la ayuda adecuada».
Efectivamente, la pandemia de COVID-19, ha agravado los problemas de salud mental al aislar a los jóvenes de su entorno social y académico, y limitar el acceso a recursos de apoyo psicológico. Pero Sonia señala un punto clave; el entorno familiar. Si falta comunicación y apoyo emocional, los jóvenes no sentirán que disponen de un lugar seguro a dónde acudir cuando enfrentan dificultades. En algunos casos, los traumas infantiles, como la violencia doméstica o el acoso escolar, desarrollan en los adolescentes trastornos como la depresión o los episodios psicóticos.
Precisamente, «Cuando nos volvimos locos», profundiza sobre la relación familiar con este problema, los errores que, sin intención, se tienden a cometer y a través de la experiencia de Sonia, aprendemos a evitarlos y a poner el foco donde realmente está el problema. «Al principio, me sentía impotente y, en parte, responsable de lo que estaba ocurriendo. Pasé mucho tiempo enfocándome en mi propio sufrimiento, sin darme cuenta de lo que Darío estaba viviendo. Como madre, es muy fácil caer en la trampa de sentirte la víctima. Pero hubo un momento de revelación en el que comprendí que Darío era quien más sufría. Eso cambió mi perspectiva por completo. Empecé a buscar maneras de conectarme mejor con él, de estar presente y entender que la enfermedad mental no era algo que él había elegido, ni algo que nosotros, como familia, habíamos provocado conscientemente. Fue un proceso de aprendizaje y aceptación continuo«.
Y es que el trastorno mental impacta directamente en las dinámicas familiares, que se enfrentan a una carga emocional y financiera significativa al tiempo que, en muchos casos, carecen de los recursos o conocimientos necesarios para apoyar a su ser querido. La autora señala otro punto clave: la estigmatización. Todo lo relacionado con él conduce al aislamiento social y eso complica aún más la búsqueda de ayuda. Este libro pretende ser un faro, no solo al que acudir, sino también que ilumine un aspecto social que hasta ahora permanece en la sombra. «Cuando nos volvimos locos transmite» una esperanza. La salud mental es un tema que afecta a todos, directa o indirectamente, y es fundamental que dejemos de ignorarlo. Mi libro es una mezcla de relatos personales, reflexiones y herramientas prácticas que pueden ayudar a las familias a sobrellevar mejor estas situaciones. Quiero que quienes lo lean sepan que no están solos ni es una vergüenza pedir ayuda«.
Así, el libro contiene dos columnas sobre las que basa su contenido. Por un lado, tenemos el testimonio de primera mano, que resonará en aquellos que estén viviendo una situación similar, hablando desde el corazón, cuenta las emociones, los aciertos y los errores que ella cometió.
«Lo primero es escuchar sin juzgar. Muchas veces, los padres tendemos a querer solucionar el problema rápidamente, pero lo más importante es crear un espacio seguro donde nuestros hijos puedan expresar lo que sienten. También es vital entender que no se soluciona de la noche a la mañana y, por supuesto, buscar ayuda profesional cuando sea necesario. No hagas el camino tú solo«.
Por otro lado, la formación como terapeuta le permite a la autora apoyar el contenido con una serie de herramientas prácticas: «Durante el tiempo que acompañé a mi hijo en su enfermedad, utilicé muchas herramientas aprendidas del método NARM. Me resultaron muy útiles para gestionar mis emociones y ayudarme a estar más presente para él. En el libro, comparto técnicas de ayuda para otros padres o personas cercanas a la persona con un trastorno mental. Aunque escribí el libro como madre, también lo he hecho como profesional. El enfoque emocional y práctico es el equilibrio terapéutico perfecto para llegar al lector interesado en este tema«.
Las palabras de Sonia Herrero a través de su libro nos deja una profunda reflexión sobre la necesidad de visibilizar la salud mental, especialmente en los jóvenes. A través de su experiencia personal y su formación profesional, Sonia nos muestra no solo un testimonio desgarrador, sino también una guía práctica para afrontar el problema de la mejor manera posible. «Cuando nos volvimos locos» es también un llamado a la esperanza, a la empatía y al acompañamiento. Sin duda, una lectura necesaria para padres, profesionales y cualquier persona interesada en comprender mejor la complejidad de los trastornos mentales.
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