El profesor de matemáticas de la Universidad Nacional de Singapur, Dong Wang, impartió de manera telemática una clase magistral de dos horas de duración para percatarse al final de su charla de que no había conectado el micrófono.
A pesar de las deficiencias técnicas, la mayoría de sus alumnos no se desconectaron durante su intervención y cuando acabó de hablar, le informaron que no habían escuchado nada.
El docente, visiblemente nervioso, finalmente emplazó a los presentes a repetir la clase otro día.