Dani Alves ha acudido un viernes más, y ya van seis, a la Audiencia de Barcelona para cumplir con su comparecencia semanal ante el juez. Acompañado por su primera abogada, Miraida Puente Wilson, con la que iba charlando de lo más expresivo mientras hacía el paseíllo hasta los juzgados, el futbolista se ha visto sorprendido con los gritos de varios viandantes que, sin dudarlo, le han increpado al grito de «violador».
Algo que ni siquiera ha inmutado al brasileño, acostumbrado a la presión y a los insultos en los terrenos de juego, que en esta ocasión -y tan fashion como en sus cinco firmas anteriores desde que obtuvo la libertad provisional el pasado 25 de marzo- ha lucido unos jeans con abalorios largos a los lados, camiseta de algodón blanca y cazadora corta de ante en color cámel.
Al margen de los gritos de ‘violador’, esta nueva comparecencia de Alves en la Audiencia de Barcelona se ha desarrollado con total normalidad, y al igual que en las anteriores ha caminado con paso firme y la cabeza alta hasta el coche que le aguardaba -que sin embargo hoy no es el Mini que le regaló a Joana Sanz, que ha usado en sus últimas apariciones- sin revelar cómo se encuentra, cómo está viviendo su libertad provisional y cómo le ha sentado que hayan retirado de su ciudad natal la estatua en su honor.
Sonriente, Dani tampoco ha querido adelantar cómo va a celebrar su cumpleaños el próximo 6 de mayo después de pasarlo el año pasado en la cárcel. Lo que parece claro es que Joana estará a su lado, aunque ha dado la callada por respuesta a cuándo les veremos de nuevo juntos.
