Pese a tratarse de una profesión en declive sostenida fundamentalmente por el relevo generacional, el pastoreo sigue siendo una actividad esencial que en los últimos años ha decidido apostar por adaptarse a los tiempos conjugando tradición e innovación para sentar las bases del que será el pastor del futuro.
Y en esa tarea juegan un papel decisivo las Escuelas de Pastores repartidas por distintos puntos de España, como la de Andalucía, que lleva una década formando y capacitando a nuevos ganaderos para que se incorporen a un sector cada vez más competitivo y profesional pero que arrastra duras condiciones de trabajo.