Después de empezar a publicar sus canciones en la pandemia, Marcos Crespo, (Madrid, 1997), la persona tras Depresión Sonora, publica su primer álbum, ‘El arte de morir muy despacio’ (Sonido Muchacho), en el que con su característico estilo post-punk ahonda en la dificultad de la existencia y lo cotidiano, una sensibilidad que le ha ayudado a definirse como espejo de una generación fatigada y ansiosa.
«La clase política vive totalmente alejada de lo que vivimos los jóvenes», sentencia el vallecano en una entrevista con Europa Press en la que afea discursos en los que políticos arremeten contra la juventud. En concreto, el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien la semana pasada aseguró que los jóvenes «lo tienen todo» pero les falta «cultura del esfuerzo».
Para Crespo, declaraciones como las de Ayuso demuestran que los políticos «no se ponen en la piel de los jóvenes». «No son conscientes de las complicaciones y las presiones que tenemos, en lo educativo y en lo social, en lo que deberíamos ser o no, en lo que deberíamos estar haciendo o no», lamenta.
También extiende esto a la relación de los políticos con la sociedad. «No viven en los barrios que vivimos nosotros ni con los sueldos que vivimos nosotros ni en las mismas situaciones. Están alejados de lo que es la sociedad realmente», ha apuntado.
En este sentido, critica que desde las instituciones se «banalice sobre temas que pueden marcar la personalidad y la vida» de una juventud a la que se tacha de generación de cristal, un concepto que para Crespo se enmarca en el «paternalismo» que salta de generación en generación. «Quizás nosotros en 20 años digamos lo mismo a las generaciones más pequeñas», reflexiona.
En su música, trata lo cotidiano de su vida, por lo que subraya que es más fácil que los jóvenes se sientan identificados. Sin embargo, descarta querer poner voz a una generación y asevera que sus letras pueden llegar a cualquiera.
Con ‘El arte de morir muy despacio’, que se presenta como «el reverso nihilista y sarcástico de esos manuales de auto-ayuda a los que Marcos y los de su edad han sido sobreexpuestos», realiza una crónica de su proceso de aprendizaje para «sobrellevar la existencia».
Este trabajo conceptual, se divide en tres partes, tres etapas vitales, unidas por interludios instrumentales. La primera presenta a un individuo descubriendo el mundo y formándose, todo ello con aura melancólica y un sonido lo-fi depurado, transmitiendo inocencia, pero con mala leche.
La segunda se entrega a un sonido más saturado para abordar traumas, la soledad o el odio, situándose en una etapa de enfado con el mundo. En la tercera, la parte final, llega la fase de aceptación en la que se asimila todo lo aprendido, se asume la realidad y se valora lo que se tiene.
Así, Crespo destaca que el álbum es «todo lo contrario a morir muy despacio», es una «progresión de lo oscuro a la aceptación», y para él ha supuesto el espacio perfecto para desahogarse.
«Hacer canciones para mí es como escribir un diario. Hay letras que son muy explícitas respecto a cosas que me han sucedido y otras que son ficción», precisa, al tiempo que defiende la necesidad de componer canciones sobre temas amargos: «Me costaría escribir de lo bueno, eso se disfruta y punto».
No obstante, resalta también el carácter «festivo» de su música, que ha «abrigado y acompañado» a muchos en «momentos duros», como asegura que le escribe el público.
Respecto a este álbum, también advierte de que puede gustar menos al público al que ya le gusta Depresión Sonora por sus dos anteriores EPs, pues este trabajo está «más pensado y producido».
«Depresión Sonora empezó a escucharse en Internet y el sonido tenía un componente del Internet profundo de ‘mira me he encontrado esto que hay aquí que suena mal, muy lo-fi, muy casero’. Ahora, este disco tiene mejor sonido y las canciones están enfocadas dentro del concepto del álbum, por lo que llegar a entenderlo requiere mayor profundidad», explica.
Si son más los que se van que los que lleguen con este lanzamiento, Crespo dice no temer, pues, resalta, lo que le asustaría sería no haberse quedado satisfecho con lo hecho, con la apuesta que empezó en la pandemia cuando que el mundo frenase le dio la oportunidad de desarrollar su música. Dejó su trabajo en una consultora de telecomunicaciones y apostó por la «complicada» opción de vivir de la música.
El público podrá valorar el álbum en directo en la gira que Depresión Sonora comienza también este viernes en España.