Investigadores de la Universidad de Linköping (Suecia) han descubierto un mecanismo biológico que aumenta la fuerza con la que se almacenan los recuerdos del miedo en el cerebro. El estudio, realizado en ratas y que se publica en la revista ‘Molecular Psychiatry’, aporta nuevos conocimientos sobre los mecanismos que subyacen a los trastornos relacionados con la ansiedad, e identifica los mecanismos compartidos que subyacen a la ansiedad y la dependencia del alcohol.
La capacidad de experimentar miedo es esencial para escapar de situaciones que ponen en peligro la vida y aprender a evitarlas en el futuro. Sin embargo, en algunas condiciones, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otros trastornos relacionados con la ansiedad, las reacciones de miedo se vuelven excesivas y persisten incluso cuando ya no son apropiadas. Esto desencadena una ansiedad intensa aunque el peligro ya no esté presente, y conduce a la discapacidad de la persona afectada. Los investigadores sospechan que ciertos individuos tienen una mayor tendencia a desarrollar miedos patológicos, y que esto se debe a trastornos en la forma en que el cerebro procesa los recuerdos de miedo.
Algunas zonas del cerebro son especialmente importantes para procesar los recuerdos relacionados con el miedo. La amígdala se activa cuando se experimentan amenazas, y trabaja junto con partes de los lóbulos frontales del cerebro, la «corteza prefrontal», que son importantes para regular las emociones.
«Sabemos que la red de células nerviosas que conecta los lóbulos frontales con la amígdala está implicada en las respuestas al miedo. Las conexiones entre estas estructuras cerebrales están alteradas en las personas con TEPT y otros trastornos de ansiedad», afirma Estelle Barbier, profesora adjunta del Centro de Neurociencia Social y Afectiva (CSAN) y del Departamento de Ciencias Biomédicas y Clínicas (BKV) de la Universidad de Linköping, que dirigió el estudio.
Sin embargo, los mecanismos moleculares implicados han permanecido desconocidos durante mucho tiempo. Los científicos del estudio actual han investigado una proteína conocida como PRDM2, una enzima epigenética que suprime la expresión de muchos genes. Los investigadores han descubierto previamente que los niveles de PRDM2 son más bajos en la dependencia del alcohol, y conducen a respuestas de estrés exageradas. En las personas, es muy común que la dependencia del alcohol y las condiciones relacionadas con la ansiedad estén presentes al mismo tiempo, y los investigadores sospechan que esto se debe a los mecanismos comunes detrás de estas condiciones.
Para que los nuevos recuerdos perduren, deben estabilizarse y conservarse como recuerdos a largo plazo. Este proceso se conoce como «consolidación». Los investigadores del presente estudio han estudiado los efectos de la reducción de los niveles de PRDM2 en la forma en que se procesan los recuerdos del miedo.
«Hemos identificado un mecanismo en el que una mayor actividad en la red entre los lóbulos frontales y la amígdala aumenta las reacciones de miedo aprendidas. Demostramos que la regulación a la baja de PRDM2 aumenta la consolidación de los recuerdos relacionados con el miedo», afirma Estelle Barbier.
Los investigadores también han identificado los genes que se ven afectados cuando se reduce el nivel de PRDM2. Se puso de manifiesto que esto provocaba un aumento de la actividad de las células nerviosas que conectan los lóbulos frontales y la amígdala.
«Los pacientes con trastornos de ansiedad pueden beneficiarse de tratamientos que debiliten o borren los recuerdos del miedo. El mecanismo biológico que hemos identificado implica la regulación a la baja de PRDM2, y actualmente no tenemos ninguna forma de aumentarla. Pero el mecanismo puede ser parte de la explicación de por qué algunos individuos tienen una mayor vulnerabilidad a desarrollar condiciones relacionadas con la ansiedad. También puede explicar por qué estos trastornos y la dependencia del alcohol se presentan tan a menudo juntos», afirma Estelle Barbier.