Investigadores de del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (Cibercv), han descubierto las propiedades protectoras para el corazón de ‘metoprolol’, un fármaco que cuenta con 40 años de existencia y que es capaz de reducir las secuelas de un infarto de miocardio.
Según informó este martes la Fundación Jiménez Díaz, con un fármaco de apenas dos euros podrían reducirse muchas de las secuelas que causa un infarto de miocardio y beneficiar a millones de pacientes. Se trata del ‘metoprolol’, medicamento de la familia de los betabloqueantes empleado en la clínica desde hace más de 40 años y que ha demostrado tener un efecto cardioprotector único.
El equipo de investigadores ha realizado un estudio en sofisticados modelos animales -ratón- que concluye que el efecto cardioprotector durante un infarto mediado por ‘metoprolol’ no es compartido por otros fármacos de la familia de los beta-bloqueantes de administración intravenosa habituales en la práctica clínica, como son ‘atenolol’ y ‘propranolol’.
Para el director del trabajo, que se publica en la revista ‘European Heart Journal’, el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, jefe del departamento de Investigación Clínica de CNIC y jefe de grupo en el Cibercv, la investigación “demuestra propiedades cardioprotectoras únicas para ‘metoprolol’ y supone un cambio de paradigma en el campo de la cardiología y el tratamiento del infarto agudo de miocardio”.
CARDIOPROTECTOR
De hecho, los científicos demostraron que las propiedades protectoras del ‘metoprolol’ no son compartidas por todos los fármacos de la familia de los beta-bloqueantes, lo que se denomina efecto de clase.
La investigación, tal y como aseguró el investigador predoctoral del CNIC y farmacéutico Agustín Clemente, primer firmante del artículo, «presenta “resultados muy relevantes que revisan y refinan la farmacoterapia cardiovascular, y subrayan la necesidad de no sobreentender los fármacos de una misma clase como idénticos en términos de actividad e indicación clínica”.