Según informó la Policía, el detenido era el líder de una organización criminal radicada en Suecia, conocida como Risne Network, dedicada al tráfico de drogas, y que presuntamente había ordenado matar a dos miembros de bandas rivales.
Estos hechos fueron perpetrados mediante armas de fuego por unos subordinados suyos que, a su vez, llevaban instalado unos GPS en sus automóviles para ser controlados y asegurarse de que la ejecución se producía.
Al arrestado también se le imputa la extorsión a un tercero al que le exigía tres millones de coronas suecas –alrededor de 300.000 euros-, y a quien amenazaban, no sólo con revelar vídeos comprometedores para su intimidad, sino con colocar explosivos frente a su vivienda para ocasionarle su muerte y la de su propia familia.
Ante esta situación, las autoridades suecas interpusieron una Orden Europea de Detención y Entrega por supuestos delitos de conspiración e inducción al homicidio, tenencia ilícita de armas de fuego, tenencia y uso de explosivos y extorsión.
La investigación policial permitió localizar a la pareja sentimental del fugitivo en Barcelona, cuyo seguimiento determinó que no residía en un mismo domicilio. No fue hasta el momento en que se produjo una cita entre ambos cuando se descubrió su vivienda, en el centro de la Ciudad Condal.
El dispositivo de vigilancia establecido en las inmediaciones del domicilio concluyó con la detención del huido. Al día siguiente del arresto, se registraron dos viviendas en las que se intervinieron diversos teléfonos móviles, tarjetas SIM, tarjetas de crédito de prepago, dinero en efectivo y un machete de 30 centímetros de hoja.
Tras la detención, la Policía de Estocolmo desarrolló una operación contra los miembros de la banda criminal dirigida por el arrestado, que terminó con la detención de otros seis individuos, entre los que se encuentran los autores materiales de los tiroteos y de la colocación del explosivo en la casa de la persona amenaza en Suecia.
Entre los efectos intervenidos en los registros habidos en Suecia se encuentran un subfusil, un fusil de asalto, dos pistolas y munición para esas armas.
Paralelamente a esta investigación, tuvo lugar otra que concluyó con la detención en Madrid de un fugitivo sobre el que pesaba una reclamación judicial internacional para su detención y extradición por tráfico de drogas.
El arrestado, que participó en la exportación de 240 kilos de cocaína desde Brasil a España, que fueron incautados en el Puerto de Paranaguá-Paraná, es considerado miembro de una organización dedicada al narcotráfico que enviaba grandes cantidades de droga a Europa escondida entre carga ilícita, destinada a la exportación y transportada en contenedores.
La investigación comenzó el pasado mes de octubre cuando se tuvo conocimiento de una operación internacional contra el tráfico de cocaína a gran escala desarrollada por las autoridades policiales de Brasil y Colombia, cuyo principal investigado estaba en España.
Los agentes descubrieron que el sospechoso no tenía un domicilio permanente en suelo español, pero sí contaba con varias empresas en España dedicadas al transporte de mercancías con sede en Galicia y Castilla-La Mancha.
Tras constatar que el individuo acudía a pernoctar ciertos días del mes a un determinado domicilio, se activó su vigilancia y se procedió a su detención.
