Según cuenta la historia, durante el Día de la Candelaria, los cristianos llevaban velas a la iglesia para bendecirlas y proteger sus hogares durante el invierno.
Con el paso de los años este día religioso se asoció con el pronóstico del tiempo. Posteriormente, en Alemania se introdujo un erizo a la mencionada tradición, quien por medio de su sombra diría cuanto invierno o mal tiempo tendrían.
Los colonos alemanes llevarían consigo estas tradiciones a Estados Unidos y Canadá, pero al no contar con erizos, elegirían un animal de hibernación parecido, la marmota. Así se daría rienda suelta a la festividad, celebrándose cada 2 de febrero el Día de la Marmota.