Cada año el 23 de noviembre, muchas organizaciones nos recuerdan que es el Día Europeo de los sin techo, esas personas con las que nos topamos a diario y que apenas parece que las notáramos.
Ser una persona sin techo no es sinónimo de vago, loco o criminal. En realidad, cualquier persona podría terminar viviendo en las calles, vagando de un lugar a otro, pidiendo para comer y hasta dando las gracias por un abrigo viejo, que ante nuestros ojos nadie usaría.
Las personas sin hogar están atravesando una situación difícil en sus vidas, algunas lo tenían todo y lo perdieron, otras nunca han gozado de la abundancia y por ende, no han podido adquirir un hogar propio.