El 22 de agosto se celebra, cada año, el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia motivado por la Religión o las Creencias, gracias a un decreto establecido por la ONU, con el objetivo de condenar la violencia o el terrorismo en contra de las personas que en todo el mundo tienen sus propias creencias o posturas religiosas.
Es un derecho inalienable de todo ser humano de poder tener la libertad de creer, pensar, opinar sobre una determinada creencia o religión. De acuerdo a lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, las personas gozan del privilegio de expresar de manera abierta su postura religiosa, sin que por ello sean víctima de algún atropello o vulneración de sus derechos.
Por otro lado, resulta enriquecedor y altamente positivo el intercambio de ideas y el diálogo respetuoso intercultural y religioso de todos los habitantes de las distintas naciones del mundo, ya que es una manera de acabar con las diferencias que sólo llevan al odio y la violencia entre los seres humanos.