Desde el año 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene celebrando cada 28 de julio el Día Mundial contra la Hepatitis Vírica. El objetivo de esta fecha es impulsar a nivel mundial todas las iniciativas y estrategias que pueda realizar el sector salud en contra de las hepatitis víricas.
Se estima que en el año 2015 había aproximadamente 250 millones de casos de hepatitis B en el mundo, principalmente en países como África subsahariana, Asia y las islas del Pacífico. Aunque hoy en día también ha proliferado esta afección en regiones de América del Sur, las zonas sur de Europa central y oriental, Asia y el Medio Oriente.
Con la celebración de este día, la OMS se ha planteado alcanzar varios objetivos a nivel mundial, entre los que se encuentra, el reducir en un 90% la probabilidad de nuevas infecciones de hepatitis en cualquiera de sus presentaciones A, B,C, D o E y evitar el 65% de las muertes que acarrea año tras año el contagio de hepatitis vírica. Metas que han ido alcanzando gracias a charlas, tratamientos e investigaciones de laboratorio que llevan a cabo las instituciones de salud pública cada 28 de Julio.
La hepatitis vírica es una infección que produce una inflamación aguda en el hígado. Existen 5 virus diferentes de la hepatitis, cada uno catalogado con una letra del alfabeto diferente y mientras más alejado de la A se encuentre mayor es el riesgo que acarrea la infección.
En la mayoría de los casos, la inflamación del hígado comienza de forma súbita y solo dura unas pocas semanas. La forma más común de contraer esta enfermedad, es insertando en nuestro cuerpo algún objeto contaminado con sangre de alguien que ya posee el virus, cosa que ocurre mucho en personas que se tatúan, se hacen piercing en el cuerpo, tienen varias parejas sexuales o comparten agujas para inyectarse drogas o cualquier otra sustancia en el cuerpo.