El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una efeméride impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El propósito de esta fecha es visibilizar el trastorno mental más grave que están padeciendo los miembros de la sociedad global, para generar un conjunto de estrategias que sirvan de apoyo a estas personas y les permita sobrellevar su enfermedad o curarse definitivamente.
El esfuerzo por diagnosticar y tratar trastornos de salud mental en edades tempranas reduce el coste financiero en el futuro y evita todo tipo de problemas derivados, como puede ser el suicidio.
Para 2021 se pretende concienciar de la importancia que tiene la inversión en salud mental a nivel global, sobre todo teniendo en cuenta que la salud mental es el área más desatendida de la salud pública.
Se trata de un problema global que afecta a un gran número de personas, y sin embargo no existen servicios de salud mental pública de calidad.
En los países de ingresos bajos o medios, las personas con problemas de salud mental, neurológicos o con problemas de adicción están desatendidos y no reciben ningún tratamiento.
Y si esto ya era un problema antes del COVID-19, ahora ha empeorado la situación, ya que la pandemia ha perturbado los servicios de salud en general, se han suspendido citas y tratamientos.
Por todo ello, desde las organizaciones promotoras se exige más inversión en salud mental.