Desde el principio de los tiempos el ser humano ha soñado con poder comunicarse con los animales. Saber qué sienten, qué les pasa, como están… y poder transformar esa información en palabras y expresiones que se puedan entender.
La unión de dos innovadoras empresas gallegas, Innogando y Mindsaic, anuncian hoy que pueden comunicarse con las vacas. Resulta sorprendente, e incluso inquietante, que la tecnología haya llegado a este punto y es lógico que el anuncio suscite cierta desconfianza en el lector. Pero, se debe ir por partes.
Conocer las necesidades de la vaca en tiempo real
Innogando es una empresa gallega que ya tiene un importante recorrido en la innovación ganadera. Su proyecto Rumi, ‘el smartwatch para vacas’, sorprendió a propios y extraños con un dispositivo capaz de dar la geolocalización, hábitos de alimentación, celo, partos, etc. del ganado vacuno.
Uno de sus fundadores, Elio López, veterinario de profesión, confiesa con entusiasmo su interés por digitalizar el sector del ganado vacuno:
“Tenemos un equipo de ganaderos, veterinarios e ingenieros enfocados en conocer en tiempo real las necesidades de la vaca. Saber dónde está y cómo se encuentra cada animal es vital para predecir problemas, tomar decisiones y optimizar la productividad de la ganadería. No solo es una ventaja competitiva para el ganadero, es una garantía de mayor calidad de producto y de bienestar animal”.
¿Cuál es la clave de este proyecto?
La otra parte de este tándem es Mindsaic. Salidos de un ámbito totalmente tecnológico, sus voicebots (software con el que se puede comunicar hablando) están revolucionando el sector. Inteligencia artificial conversacional, como ellos lo llaman, con la que se puede hablar con una naturalidad sorprendente.
Guillermo Peña, uno de sus cofundadores, con más de 2 décadas trabajando para grandes tecnológicas, da las claves del proyecto:
“Conocí a Elio en una aceleradora vertical gallega (BFFood) y su proyecto me pareció una genialidad. En seguida me di cuenta de que, como nuestra tecnología es transversal a múltiples sectores, podríamos dar un empujón extra a su idea si aplicábamos otra capa de inteligencia artificial para traducir toda esa información en expresiones verbales.”
Y juntos están obrando el milagro. No se trata de la pueril idea de traducir mugidos. Es algo mucho más inteligente. Es recoger todos los datos del comportamiento animal, tratarlos, extraer conclusiones, predecir consecuencias… y traducirlo en palabras.
Es poder preguntar de viva voz a una vaca ‘¿cómo estás?’ y que la tecnología analice lo que el comportamiento del animal quiere decir y se pueda escuchar que está en celo, que no se encuentra bien o que en breve va a parir.
A veces es difícil entender el sentido de los avances científicos y tecnológicos, pero otras veces, como se describe aquí, resultan obvios y fascinantes. Y para finalizar este artículo, cabe preguntarse… si esto funciona con vacas, ¿por qué no con ovejas, cabras, conejos, gallinas o cualquier otro animal? Mirar a una mascota y saber qué opina. Quizás en un futuro sea posible.