Desarrollado por Byterunners y publicado por Ultimate Games, Drug Dealer Simulator nos sumerge en el oscuro y a menudo sórdido mundo del narcotráfico. Este título, que ha generado tanto fascinación como controversia, ofrece una visión sin filtros de la vida de un traficante, desde los trapicheos a pequeña escala hasta la gestión de un imperio criminal en expansión.
La jugabilidad de Drug Dealer Simulator se centra en la gestión y la microgestión. Comenzamos con poco, moviéndonos por callejones decadentes para vender pequeñas cantidades de productos a clientes marginales. Poco a poco, a medida que ganamos experiencia y reputación, podemos ampliar nuestras operaciones, contratar a otros para que hagan el trabajo sucio y diversificar nuestro «catálogo» de bienes.
Drug Dealer Simulator presenta mecánicas que pueden resultar tanto atractivas como tediosas. Por un lado, la sensación de construir un negocio desde cero, de ver cómo crecen los beneficios y de desbloquear nuevas posibilidades, es innegablemente gratificante. La necesidad de planificar rutas de distribución, evitar a la policía y gestionar los recursos añade una capa de tensión estratégica que puede mantenerte enganchado.
Drug Dealer Simulator es un bucle adictivo
Sin embargo, también adolece de una repetitividad que termina por hacer que nos cansemos. Las tareas de mezclar productos, empaquetarlos y entregarps a los clientes se vuelven rápidamente rutinarias, y la falta de variedad en las interacciones con los NPCs y en los escenarios puede hacer que la experiencia se sienta monótona tras unas horas de juego.Tampoco se le pide mucho más a un título así.
Drug Dealer Simulator se desmarca de otros juegos de simulación por su temática explícita y su enfoque sin concesiones. Mientras que otros títulos del género nos ponen al mando de granjas, ciudades o empresas, aquí nos metemos de lleno en el negocio de lo más turbio, con todo lo que ello implica. Con lo que determinamos que este juego no es para todas las edades ni para todas las personas.
El juego no se molesta en idealizar ni en glorificar este mundo, pero tampoco se recrea en la violencia o en la sordidez. En su lugar, ofrece una visión cruda y realista, que muestra tanto los aspectos «atractivos» del poder y el dinero fácil como las consecuencias negativas de las adicciones y la criminalidad. No olvidemos que Drug Dealer Simulator, como su nombre indica, no deja de ser un simulador de un sector concreto.
Cumplidor pero sin alardes
Esta muestra de cómo es este mundo es tanto su mayor virtud como su mayor defecto. Por un lado, el juego consigue generar una sensación de inmersión y autenticidad que otros títulos no logran. Por otro lado, su temática controvertida puede resultar desagradable o incluso ofensiva para algunos jugadores. Y es que Drug Dealer Simulator en su concepto no deja indiferente a nadie, aunque luego las mecánicas sean las de un juego de no demasiado presupuesto.
En el apartado gráfico, Drug Dealer Simulator cumple su cometido sin destacar especialmente. Los escenarios urbanos están recreados con un nivel de detalle aceptable, aunque a menudo se sienten genéricos y carentes de personalidad. Los modelos de los personajes y las animaciones son funcionales, pero no esperes ver aquí un despliegue de virtuosismo técnico.
El sonido, por su parte, contribuye a crear la atmósfera opresiva y decadente del juego. La banda sonora, compuesta por temas de hip-hop y electrónica, encaja bien con el contexto, y los efectos de sonido de las calles, los callejones y los encuentros con los clientes son convincentes. Destacamos que el juego está traducido mediante texto al castellano.
Drug Dealer Simulator es un juego que genera sensaciones encontradas. Su jugabilidad puede resultar adictiva por momentos, pero también repetitiva y tediosa. Su temática controvertida y su enfoque realista le dan un toque distintivo, pero también pueden alejar a algunos jugadores. Un juego diferente que no deja indiferente a nadie y que trata de una temática pocas veces vistas en los videojuegos. Eso sí, solo para adultos.