Tras regresar de Nueva York mucho más tranquila y feliz por tener una firma – Carolina Herrera – que diseñe su vestido de novia después del desencuentro que ha sufrido con su primera opción, Tamara Falcó se ha dejado ver en Ibiza para llevar a cabo un evento publicitario de la mano de Porcelanosa.
Mientras, Íñigo Onieva ha comido este miércoles en Bilbao, ya que él también ha aprovechado estos días para hacer una escapada a Lourdes, un viaje que ha sorprendido mucho. Sin embargo, los dos tortolitos se han reencontrado esta noche.
Hace escasos minutos el coche del empresario llegaba a la puerta del domicilio donde viven y de ahí se bajaba Tamara, que tenía problemas con el maletero del vehículo de su chico y le llamaba para que le ayudase a abrirlo. Segundos más tarde, la Marquesa de Griñón entraba en su portal sin querer desvelar ningún detalle sobre su nuevo vestido de novia.
Íñigo desaparecía de las inmediaciones para aparcar su vehículo y cuando volvía a casa se mostraba discreto cuando le preguntábamos por el diseño que lucirá finalmente su chica el próximo mes de agosto. Tampoco ha querido hablar de su madre, Carolina Molas, que vestirá de Lorenzo Caprile para ese día tan especial.
Después de una semana frenética, llena de viajes y de compromisos laborales, los dos tortolitos han llegado a su hogar para descansar y continuar con los preparativos de su boda. Eso sí, parece que el silencio y el secretismo sobre su enlace va a seguir primando ante todo lo que trasciende públicamente.