‘La Bella Otero’, el ballet dramático sobre la vida de una de las más famosas artistas de finales del XIX, llega al Teatro de la Maestranza el 26 y 27 de mayo. Ésta es la primera gira de la obra coreografiada y dirigida por el sevillano Rubén Olmo desde su estreno en julio de 2021 en Madrid. Las dos funciones cuentan como artista invitada con Patricia Guerrero, Premio Nacional de Danza de Interpretación 2021, y con la colaboración especial de Maribel Gallardo, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2021.
Rubén Olmo ha puesto la danza al servicio de la historia para conseguir la fusión de estilos, desde el folclore al flamenco y la danza estilizada, para contar bailando la historia de una mujer que se inventó a sí misma a partir de un suceso trágico de su infancia y triunfó como artista y cortesana para terminar arruinada por el juego, tal como ha detallado el Ballet Nacional este miércoles en una nota.
«Hace muchos años, cuando ni siquiera había iniciado mi carrera como coreógrafo, encontré unas postales de la Bella Otero en una tienda de segunda mano. Cuando descubrí que una de las mujeres más famosas de su época era de una aldea de Pontevedra tuve claro que tenía que crear un ballet sobre su vida, pero sabía que necesitaba tener el respaldo de una gran compañía para poder realizarlo como lo imaginaba. Dirigir el Ballet Nacional de España me ha permitido hacerlo realidad», ha explicado Rubén Olmo en la presentación de este estreno en el Maestranza.
«Es un espectáculo muy emotivo y también dramático, porque cuenta la historia de una mujer que llega a lo más alto y termina sola y olvidada», ha añadido el director. El argumento dramatizado por Gregor Acuña-Pohl selecciona algunos de los momentos más destacados de la biografía de la artista. «He intentado ceñirme al personaje histórico y hacer de ello un ballet que emocione al público, sin juzgarla. Lo más importante para mí era mostrar una persona con mucho magnetismo, carisma y fuerza», ha apostillado.
La bailarina granadina Patricia Guerrero retoma este personaje en el Teatro de la Maestranza. «Es un papel que me apasiona», ha señalado. «La Bella Otero es una obra dura en su fondo, pero dinámica, divertida, fresca, y con un colorido y energía que nos hará disfrutar a todos, dentro y fuera del escenario», ha asegurado. Para encarnar a la protagonista en sus últimos años, Rubén Olmo ha contado con la colaboración especial de Maribel Gallardo, maestra repetidora del Ballet Nacional de España.
«Volver a retomar el personaje de Madame Otero, además de lo que supone meterte en la piel de una mujer tan apasionante a pesar de su trágica vida, conlleva revivir la emoción de sentir el escenario y el calor del público. Lamentablemente, la vida artística de un bailarín es muy corta y en escasas ocasiones la vida te regala una oportunidad como la que afortunadamente estoy viviendo, intensamente y agradecida», ha afirmado la bailarina gaditana.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla interpretará en directo la partitura en el Teatro de la Maestranza, bajo la dirección de Manuel Busto. El compositor y director, originario de la localidad sevillana de Los Palacios y Villafranca, ha coordinado a los músicos de distintos estilos que han compuesto la música para este ballet, integrando en la partitura sinfónica creada por él el resto de composiciones de Alejandro Cruz Benavides, Agustín Diassera, el grupo Rarefolk y los guitarristas flamencos Diego Losada, Víctor Márquez, Enrique Bermúdez y Pau Vallet.
Según Manuel Busto, «La Bella Otero podrá lucir en Sevilla por primera vez con el traje musical original con el que concebí la partitura, en cuanto a plantilla orquestal, con músicos flamencos en el foso, y los sonidos en directo de la gaita y el grupo de folk-rock. Todo esto dará una energía propia de estreno a esta nueva puesta de largo ahora en Sevilla, con una orquesta y un teatro que conozco muy bien, donde siempre surge una magia única para los artistas».
Junto a la creación de una partitura tan compleja y variada, otro de los retos de este ballet dramático ha sido el diseño de los cerca de 200 figurines necesarios para vestir a los bailarines en épocas y escenarios tan diversos como una aldea gallega, el París de la Belle Époque, o un café cantante. La diseñadora canaria Yaiza Pinillos se ha mostrado «especialmente orgullosa» de la reelaboración personal que ha realizado del traje de pedrería de inspiración bizantina que la Bella Otero viste en uno de sus retratos más icónicos.
Para el escenógrafo Eduardo Moreno, el desafío ha sido diseñar un solo elemento arquitectónico que ayudara a identificar temporalmente y geográficamente cada una de las escenas con unos simples añadidos. La iluminación diseñada por Juan Gómez-Cornejo, por su parte, arropa a los bailarines aportando un «elemento emocional» a cada ambientación.