El FC Barcelona ya depende de sí mismo para ganar LaLiga Santander 2020-2021 gracias a su sufrida victoria por 1-0 de este lunes en el Camp Nou ante un atrevido y luchador Valladolid, gracias a un gol en el minuto 90 de Ousmane Dembélé que salvó una espesa noche de los blaugranas.
El conjunto catalán se situó a un punto del Atlético de Madrid y tiene en su mano llevarse la carrera por el título, aunque no firmó un partido brillante, sobre todo en su primera mitad, y hasta el final no se deshizo de un rival que hizo méritos para sacar algo más valioso, pero que al final fue castigado cuando estaba con uno menos con una expulsión, quizá, discutida de Óscar Plano.
El Pucela soñaba con un punto de oro, cuando un balón perdido en el área en el último suspiro lo ‘cazó’ el extremo francés para sacar del apuro a su equipo, que ahora tendrá días para preparar el Clásico del próximo sábado ante el Real Madrid con el liderato provisional en juego.
El parón internacional había traído malas noticias en forma de bajas para el Valladolid, pero pareció afectar más a los de Ronald Koeman, sin ‘chispa’ en su fútbol desde el pitido inicial. Poca intensidad en la presión y poca creatividad para desarmar la defensa de cinco que presentó Sergio González, y ante la que se estrelló una y otra vez el ataque blaugrana, y en especial Leo Messi.
Los visitantes se esmeraron en desactivar a los locales, cuyo bagaje de oportunidades claras en la primera mitad se redujo prácticamente al tramo final. Rodeado siempre de rivales, el ’10’ apenas pudo encontrar por la izquierda a Jordi Alba, y en la única ocasión que encontró al internacional, Javi Sánchez realizó un corte providencial en la asistencia a Dembélé.
Sin embargo, El ‘Mosquito’ apenas participó, al igual que Griezmann, y tampoco percutió demasiado el incisivo Dest, en parte por el buen orden del cuadro pucelano, que además supo intentar tener la pelota gracias al trabajo de Roque Mesa y Rubén Alcaraz, y que se desplegó en todo momento con peligro y con cierto riesgo en una presión adelantada.
Kodro avisó al Barça con un cabezazo que se estrelló en el larguero en el minuto 9, y Nacho, por la izquierda, y Janko, por la derecha, se asomaron siempre que pudieron a las inmediaciones del área de Ter Stegen, que también pisó en un par de ocasiones un Roque Mesa al que le faltó algo de acierto.
De todos modos, ni el guardameta alemán ni Jordi Masip tuvieron que realizar intervenciones de mérito salvo en los compases finales cuando el canterano blaugrana metió una buena mano a un potente disparo desde fuera del área de Pedri para desviarlo al palo y posteriormente recogerlo cuando buscaba el rechace un Messi que minutos antes también había avisado con un lanzamiento que acertó a taponar la defensa.
EL VALLADOLID NO SE ARRUGA
Koeman decidió abandonar su idea inicial de 3-4-3 y devolvió a De Jong al centro del campo en busca de hacerse por fin con el mando del partido. El Barça salió con más intensidad y se aprovechó de que el choque se empezó a abrir, gracias a que su rival seguía con ganas de mirar hacia delante.
Así, Lucas Olaza tuvo otra clara para el Valladolid, pero estrelló su disparo en el lateral de la red, mientras que los locales replicaron con un gran pase de Messi a Dembéle, pero Masip volvió a estar acertado y el rechace no lo pudo cabecear a la red, en posición incómoda, Griezmann. Pese a esta aparente mejoría, el técnico blaugrana metió tres cambios de una ‘tacada’ (Trincao, Braithwaite y Araujo) por el francés, Busquets y Mingueza, en busca de un plus más ofensivo.
El encuentro empezó a tener más color local, con Jordi Alba, ahora con Dembélé en su lado, apareciendo con más asiduidad y peligro, y con Messi lanzando avisos sobre un seguro Masip. El esfuerzo le empezaba a pasar factura a los de Sergio González, a los que el partido se les acaba de complicar con la expulsión por roja directa de Óscar Plano por una zancadilla por detrás a Dembélé.
Quedaban algo más de diez minutos y el equipo vallisoletano se agarró al césped y a un enorme esfuerzo pese al cansancio para buscar un valioso punto que seguramente había merecido en su pelea por evitar el descenso, pero Dembélé se encargó de echar por tierra su deseo.