El aspecto físico no está detrás del bullying, sino que las redes de amigos y enemigos en clase determinan cuánto bullying existe en el aula y quién es la víctima.
Esta es una de las principales conclusiones del estudio sobre el problema del bullying en los centros escolares y el papel de las redes de la clase en la aparición y persistencia de este problema, realizado por Antonio Cabrales, de la Universidad Carlos III, en el marco de TeensLab, un consorcio de universidades que ha elaborado un estudio amplio sobre el comportamiento de los adolescentes.
Asimismo, el estudio revela los acosados suelen hacerse amigos de otros acosados y existe un «fuerte componente de género», ya que las chicas que sufren bullying están en el centro de la red, mientras que los chicos suelen estar aislados.
El bloque dedicado a las competencias y habilidades de los adolescentes del informe ha abordado cuestiones como los efectos de la presencia de estudiantes de origen migrante y la cohesión en el aula o el impacto de la obesidad infantil.
En este sentido, el estudio presentado por la investigadora de la Universidad Loyola María José Vázquez concluye que el alumnado de origen migrante no se diferencia especialmente del resto de sus compañeros que se encuentran en las mismas circunstancias, salvo en dos aspectos: Tiene una mayor preferencia por el riesgo (son menos prudentes) y son más altruistas.
Por otro lado, en cuanto al impacto de la obesidad infantil en el rendimiento académico de estudiantes de Secundaria, el estudio presentado ha revelado que la obesidad afecta negativamente al rendimiento académico y a las habilidades cognitivas, especialmente en el caso de las chicas.
TIPO DE AMISTADES Y ENEMISTADES DENTRO DEL AULA
En cuanto al tipo de amistades y enemistades dentro del aula, el estudio de Ángel Sánchez, de la Universidad Carlos III, indica que «dos estudiantes serán amigos con mayor o menor probabilidad en función de las amistades y enemistades que tengan en común».
De hecho, detalla que se puede definir una cantidad, que viene a ser como una suma de amistades y enemistades, que «permite predecir con probabilidad cercana al 90% si dos estudiantes son amigos o no». Además, asegura que el hecho de que las actitudes personales sean más o menos prosociales «no está relacionado con hacer amigos, lo cual habla del papel fundamental que juega el contexto social en el establecimiento de relaciones».
Por otra parte, el catedrático de economía de la Universidad Loyola Pablo Brañas Garza, ha analizado si los jóvenes predicen correctamente quiénes son sus amigos y sus enemigos. Los resultados muestran que los alumnos con altas capacidades cognitivas predicen mejor quiénes son sus amigos y enemigos.
También concluye que aquellos que se encuentran en las zonas periféricas de las redes de relaciones «son perfectamente conscientes de su posición en la red, sin embargo, quienes ocupan posiciones centrales no lo saben».
Desde la Carlos III, también se ha estudiado la evolución temporal de las amistades en un instituto concreto, en el que se han recogido datos en ocho ocasiones distintas durante tres años. Los resultados confirman la existencia de círculos de Dunbar en la estructura de las relaciones, es decir, existen grupos pequeños de mejores amigos más estables que los simples amigos, y explica la diferente naturaleza de las enemistades, «mucho más volátiles y menos frecuentes».
Los resultados muestran además que solo el 60% de las relaciones son recíprocas, «número muy estable a lo largo de las distintas tomas de datos».
Finalmente, investigadores de la Universidad de Barcelona han estudiado cuáles son las características que hacen que un alumno sea elegido como pareja para realizar un trabajo. Así, apunta que los chicos eligen a chicos y las chicas a chicas.
Sin embargo, hay otro elemento: Los chicos y chicas con mejores notas siempre salen elegidos antes para conformar los grupos, al contrario que los estudiantes que sufren bullying, que no son elegidos.