El camino hacia la fabricación de vehículos eléctricos, está plagado de fracasos y escasez de efectivo

Wenceslao Pérez Gómez

Algunas nuevas empresas de vehículos eléctricos han quebrado. Es probable que más sigan su ejemplo, ya que las nuevas empresas de vehículos eléctricos se enfrentan a quiebras, pérdidas de efectivo fenomenales y un camino incierto hacia las ganancias.

Esta es una historia de los desamparados que se ha convertido en una obsesión. Tesla, que alguna vez fue una startup en apuros, es ahora el fabricante de automóviles más valioso del mundo, generando una camada de aspirantes, algunos de los cuales luchan por sus vidas.

Muchas de las nuevas empresas, salieron a bolsa en 2020 y 2021 mediante fusiones con empresas de adquisición con fines especiales. Pero los resultados no fueron los esperados, lo que provocó quiebras, pérdidas de efectivo fenomenales y, para quienes aún estaban en el negocio, un camino incierto hacia las ganancias.

Algunas empresas fabricantes de automóviles, como Lordstown Motors y Arrival, se han declarado en quiebra. Fisker está conectado a soporte vital. Rivian y Lucid pueden parecer bien posicionados, pero sus pérdidas combinadas superaron los 2.100 millones de dólares en el primer trimestre.

«Creo que lo que estamos viendo no es tanto una consolidación, sino más bien la muerte de una especie naciente», declaró Robert Fisher, director de dominio de vehículos eléctricos en SBD Automotive.

El año pasado, las nuevas empresas de vehículos eléctricos comenzaron a aceptar las complejidades y, las gigantescas necesidades de capital de construir vehículos eléctricos que funcionen. Las altas tasas de interés y la inflación eran persistentes. Ahora, la situación ha ido de mal en peor.

Incluso la destacada Tesla, ha recurrido a recortar precios para combatir la demanda de refrigeración de los vehículos eléctricos. Eso ha llevado a lo que el director ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, ha advertido que podría ser una «carrera hacia el fondo» para toda la industria.

Los fabricantes de automóviles tradicionales, se han tomado en serio la producción de vehículos eléctricos. En una hazaña de mal momento, los fabricantes de automóviles incipientes están sufriendo aún más hambre, por la desaceleración del número de primeros usuarios y la correspondiente reducción de la tasa de crecimiento.

 

 

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