El ‘caníbal de Ventas’ declara este martes tras conformarse el jurado popular que decidirá sobre los hechos

Redacción

Alberto S. G., conocido como el ‘caníbal de Ventas’, declara este martes ante el tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid por estrangular en febrero de 2019 a su madre y trocear su cuerpo para alimentarse de sus restos, hechos que confesó nada más ser detenido en el domicilio familiar situado en el madrileño barrio de Ventas.

Tras la selección del jurado popular, este martes declarará declarará Alberto S.G., de 28 años y en prisión provisional desde el 23 de febrero de 2019, y dos de los policías nacionales que participaron en la investigación.

También tendrá lugar la lectura de las conclusiones provisionales y los informes previos de las partes destinados a dar cuenta al jurado sobre el contenido de sus escritos de defensa y acusación.

El asesino confeso, que reconoció haber descuartizado a su madre, se enfrenta a una petición fiscal de quince años y cinco meses de cárcel por un delito de homicidio, penado con penas que oscilan entre los doce y los veinte años, y otro de profanación de cadáveres.

En su caso, se le agrava la petición de pena por la circunstancia modificativa de responsabilidad penal de parentesco. En su escrito de acusación el fiscal le reclama también una indemnización de 90.000 euros para su hermano.

El acusado, a principios de 2019 convivía con su progenitora en un domicilio de Madrid, situado en el barrio de Ventas. Sin concretar una fecha, pero a finales de enero o a principios de febrero, el acusado discutió con su madre y, tras un enfrentamiento verbal, se dirigió hacia ella «sujetándola fuertemente por el cuello, y con el propósito de acabar con su vida, le presionó fuertemente con sus manos hasta lograr estrangularla, causando su muerte por asfixia».

A continuación, el acusado, que se encuentra privado de libertad por estos hechos desde el 23 de febrero de 2.019, trasladó el cadáver hasta el dormitorio de la vivienda y lo colocó sobre la cama «con el propósito de ir haciendo desparecer su cuerpo».

Para ello procedió a su descuartizamiento empleando una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina que tenía en la misma casa. Una vez troceado el cuerpo, el acusado se fue alimentando «en ocasiones» durante unos 15 días de los restos cadavéricos, «guardando otros restos en varios recipientes de plástico por la vivienda y en el interior de la nevera que había en el domicilio, arrojando también algunos de ellos a la basura dentro de bolsas de plástico».

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