Manuel M., acusado de matar y descuartizar a su pareja sentimental en octubre de 2017, ha alegado en el juicio que actuó en defensa propia después de que la víctima intentara clavarle un cuchillo en el transcurso de una discusión que tuvo lugar en el piso de Alcalá de Henares en el que tenían alquilada una habitación.
«No soy un descuartizador como se dice. La corté congelada las piernas y los brazos para meter su cuerpo en el arcón porque no entraba y no soportaba verla muerta», ha confesado en el juicio que ha arrancado en la Audiencia Provincial de Madrid.
Manuel M. se enfrenta a una petición fiscal de 20 años de cárcel por un delito de asesinato por la muerte de la joven, de 20 años. La familia solicita 25 años de prisión.
En el momento de los hechos, el encausado era consumidor de alcohol, cocaína, hachís y marihuana. Desde que cumple prisión provisional, está dentro de un programa para desintoxicarse.
Antes de detallar cómo se produjo la muerte, el acusado ha asegurado que nunca había puesto un dedo encima a una mujer y que siempre ha estado en contra de la violencia de género.
Tras el crimen, pensó en suicidarse y en llamar a la Policía pero se quedó en shock sin saber reaccionar. «Le tomé el pulso y vi que estaba muerta. Me quedé bloqueado. Después salí fuera y me fumé un cigarro. Seguí consumiendo y lo dejé pasar un día y otro día», ha admitido.
Manuel M. ha relatado a preguntas de la fiscal que conoció a la chica en el verano de 2015. Él trabajaba en un restaurante y ella mandó un currículum. Se gustaron y al mes se fueron a vivir juntos a Pinto.
Según su relato, la joven se quedó embarazada pero abortó a los tres meses, una decisión de la que él estaba en contra. En junio de 2016, se fueron a vivir juntos a un piso compartido en la calle Camino de Santiago de Alcalá de Henares a pesar de que la relación estaba rota. La convivencia era buena.
DISCUSIÓN POR EL PERRO
La noche del crimen, el acusado había bebido y consumido diversas drogas. Discutieron por varios motivos, entre ellos el desorden que había en el cuarto por el perro que tenían y por un dinero que la chica había cogido sin permiso.
«Nos dijimos cosas muy feas. Me dio en la cara y me dio un gran bocado. Me intentó clavar el cuchillo y se lo clavé yo volteándolo. Fue por delante y no por detrás como se dice», ha recalcado. «Tenía el cuchillo en el aire. Le dio un manotazo en el brazo. El cuchillo calló y se lo clavé. Me lo hubiera clavado ella», ha agregado.
El acusado ha reconocido que le cortó los brazos y las piernas porque no soportaba verla, algo que realizó con el cuerpo congelado para evitar el sangrado. «Estoy totalmente arrepentido. La metí en el arcón de manera irracional y funcionaba. Seguí consumiendo», ha narrado.
Metió el cuerpo en el congelador, que encontró tirado en la basura, porque llevaba varios días sobre la colcha y se estaba hinchando. La introdujo boca abajo desnuda. No cerraba y la tuvo que cortar. «Yo no la descuarticé. Fue post mórtem. No soportaba verlo», ha contado.
Cortó brazos y piernas. No lo hizo con el cuchillo que aparece en las actuaciones. La cortó con un hacha de cocina que tiró a la basura y que no se localizó. Lo hizo en la habitación y al estar congelado el cuerpo, no sangró. «Vomité porque ingerí alcohol y tomé drogas para poder hacerlo», ha dicho.
En un momento de su declaración, el presidente del tribunal de la Sala juzgadora le ha advertido que mantuviera la compostura dado que se estaba relajando en el interrogatorio.
Tras ello, ha proseguido su relato comentando que el piso lo limpió con varios botes de sosa cáustica para eliminar restos de sangre de cara al casero o al otro inquilino.
A preguntas de la letrada de la acusación particular acerca de la lesión que presentaba en la mandíbula, ha negado que la mordiera y que la golpeara, relatando que se dio un golpe con el calefactor cuando se cayó en el transcurso de la pelea.