El emocionante discurso de la Princesa Leonor en Zaragoza

Redacción

Día histórico para la Princesa Leonor, que este martes 21 de mayo ha recibido los tres mayores reconocimientos de Aragón: La Medalla de Oro de las Cortes aragonesas, el título de Hija Adoptiva de Zaragoza, y la Medalla de la Comunidad Autónoma, donde reside desde que comenzó su formación militar en la Academia General de Zaragoza en agosto de 2023.

Todas las miradas estaban puestas en el discurso que la hija de los Reyes Felipe y Letizia pronunciaría después de recibir la Medalla de Aragón en la Seo del Salvador, a donde ha tardado en llegar cerca de 20 minutos por el cariño que centenares de zaragozanos le han demostrado lanzándose a las calles para darle una calurosa bienvenida y aclamarla al grito de ‘¡Viva Leonor! ¡Viva la Princesa!’. Un cariño que la heredera al trono ha correspondido dándose un auténtico baño de masas y acercándose a saludar al pueblo.

Un discurso que ha puesto la piel de gallina a todos los presentes por el inmenso amor con el que Leonor ha hablado de su experiencia en Zaragoza, confesando que será una tierra que formará parte de su vida para siempre, y que lo vivido en la Academia Militar ha superado con creces sus expectativas: «Soy una mañana más» ha exclamado emocionada.

«Les confieso que cuando llegué a Zaragoza el pasado 17 de agosto venía con muchas expectativas, en parte por todo lo que me había contado mi padre, aunque también sabía que algunas etapas no serían fáciles. Aterricé en la Academia General Militar con ilusión y muchas ganas de aprender, y conocer tanto a mis compañeras y compañeros de promoción, como de las otras promociones con las que he compartido este año» ha comenzado, admitiendo que aunque todavía le queda algo más de un mes para decir adiós a Zaragoza -en agosto comenzará su formación militar naval en Marín, Pontevedra- «ya empiezo a echaros de menos».

«Les puedo decir que lo que he vivido aquí supera con creces lo que pensaba hace diez meses. En Zaragoza, en Aragón, me he sentido en casa, acogida y acompañada en una tierra que siempre formará parte de mi vida. Quedan sólo cinco semanas para que me vaya, para que reciba mi despacho de alférez, y ya empiezo a echaros de menos» ha confesado.

Un emotivo discurso en el que Leonor ha destacado que no solo se ha formado como cadete, sino que ha descubierto «la exigencia académica e intelectual, física y técnica que eso significa». Algo que le ha hecho «apreciar aún más al Ejército de Tierra y a nuestras Fuerzas Armadas».

«Aquí he conocido a jóvenes de mi generación y he convivido con ellos. Les aseguro que lo que vivimos mientras nos formamos en la Academia nos une para siempre y nos hace madurar y crecer gracias al compañerismo, a la guía de mandos y profesores y a todas las personas de la Academia que nos impulsan para seguir avanzando y mejorando. Aquí hemos jurado bandera, aquí hemos superado momentos que requerían esfuerzo y un gran trabajo de equipo, aquí hemos disfrutado y sufrido juntos y, sobre todo, aquí hemos aprendido mucho», ha añadido.

No solo se ha sentido en casa en la Academia Militar de Zaragoza, ya que como ha puesto de relieve, «en estos meses he sentido el respeto y la amabilidad de los aragoneses, que además me están acompañando en esta mañana tan importante para mí. Su apoyo ha sido y está siendo continuo, tanto en la Aljafería, como en la plaza del Pilar y en la Seo del Salvador, lugares históricos donde la tradición y el simbolismo se proyectan con fuerza en el alma de los aragoneses y también de la Corona». «Estoy muy agradecida por lo que he vivido aquí durante este tiempo, por todo lo que me ha dado esta ciudad» ha asegurado muy emocionada.

«Hoy es un día especial porque el cariño de muchísimas personas de esta tierra queda reflejado en los reconocimientos con los que me distinguís: el título de hija adoptiva de Zaragoza, la Medalla de las Cortes y la Medalla de Aragón. Mi padre lo vivió de un modo parecido hace casi 40 años y en estos días hemos hablado mucho de ello. Seguir sus pasos significa mucho para mí» ha afirmado, concluyendo su discurso con un emotivo agradecimiento a la ciudad y a la Comunidad Autónima: «Gracias Zaragoza. Gracias Aragón. Gracias a todos los que habéis hecho posible que en este tiempo me sienta una aragonesa más, una maña más. ¡Gracias!».

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