Bajo el patrocinio de su majestad el Rey Mohamed VI, el Festival Internacional Mata se apuntala como puente entre Europa y África, tras celebrarse en Zniyed, en el sur de Tánger, con el lema “Un homenaje a un patrimonio con raíces profundas y una historia extensa”.
La 12ª edición del Festival Mata reunió un año más, a centenares de jinetes de las tribus de la región de Larache, al sur de Tánger, que se dieron cita este mes de mayo en los fabulosos campos de la zona para cabalgar a pelo y competir apasionadamente en lid por una muñeca de trapo confeccionada por las mujeres del campo. Es una batalla ancestral y la familia Baraka, que ha preservado durante varias generaciones esta tradición, es la responsable de que hoy en día se haya convertido en mucho más que una competición donde el honor de la tribu, el coraje, la táctica y la estrategia forman parte del juego.
Organizado por el Festival Internacional Ecuestre Mata, presidido por Nabil Baraka con la Asociación Alamia Laaroussia con la presidencia de Nabila Baraka, Mata ha cuidado a lo largo de estos años de fomentar la cultura, la espiritualidad y la promoción de la región de Larache. Y por ello, Mata es hoy en día patrimonio de Icesco, el primer y gran reconocimiento de los 54 países musulmanes, trabajando para su inscripción en la UNESCO, como Patrimonio inmaterial de la Humanidad.
Mata reunió a ministros marroquíes, como la Ministra de Asuntos Sociales, Aouatif Hayar, el ministro de transporte y logística Sr. Mohamed Abdljalil, el Wali de Tánger-Tetouan al Hoceima Sr. Younes Tazi, el gobernador de Larache, Bouassam Alamine; el embajador de España en el país alauita, Enrique Ojeda; además de la Embajadora de la Unión Europea en Marruecos, Patricia Llombart, entre otras autoridades internacionales.
Mata es un festival ecuestre que proviene de una tradición del siglo XII, y que transmite un mensaje de paz, un mensaje espiritual sufí. Proviene del gran santo místico sufí, Moulay Abdeslam.
En palabras de Nabil Baraka: “El sufismo está basado en el amor, la tolerancia, la espiritualidad. Cada sufí busca su paz interior, quita el odio que hay en su corazón y tiene que hacer una preparación espiritual antes de entrar a rezar. El sufismo es, ante todo, la humanidad, la belleza, la naturaleza y el amor”. Por eso, el Festival Internacional de Mata adquiere tanta importancia como puente y encuentro de culturas, punto de concordia entre los pueblos, una barrera contra el integrismo y este año se ha alzado la voz para reclamar la paz entre Israel y Palestina, Ucrania y Rusia, y otros lugares en conflicto.
En esta edición, superando todas las expectativas, han acudido visitantes llegados de todo el mundo: autoridades de Costa de Marfil, el Delegado del Comité Ecuestre Nacional de China, representantes del parlamento europeo, altos directivos de las más importantes empresas españolas y docenas de periodistas acreditados en varias lenguas.
Dentro de los actos del Festival ha destacado la conferencia “Mata, un espacio para el intercambio cultural de la humanidad” y la presentación de una de las hojas del Corán que exhibe el Museo de San Petersburgo realizado en oro para preservar su legado escrito.
Durante tres días se ha podido visitar el mercado de productos típicos de la región donde la gente ha podido conocer y adquirir los productos de mano de los propios agricultores.
Son muchos los jinetes que buscan el honor de galopar en Mata y el premio de atrapar la muñeca. Pero el gran honor de Mata ha sido este año llevar el mensaje de paz a las cerca de 60 mil personas que han podido reunirse bajo el cielo de Zniyed. Ahora, Mata ha dado un paso más allá de su misión de Fiesta de Interés Turístico Internacional para consagrarse como brida de la paz.
Por Manuel Mérida.