Un mundo sumergido bajo el agua y una tierra desprovista de superficie seca aparenta configurar un futuro distópico para la humanidad que, sin embargo, parece acercarse inexorable a una realidad no tan lejana.
La novela de Pablo Hernández, Aqualis, la ciudad sumergida, muestra como los efectos de la sociedad actual, sumado al cambio climático y el consecuente deshielo de los casquetes polares, dejan prácticamente a la humanidad sin una superficie firme sobre la cual establecerse. No obstante, más que una obra de ficción, es más bien una advertencia, un lamentable aviso de un futuro que parece ser inevitable.
No se trata de si sucederá, sino de cuándo
En 2019, Nicholas Golledge, del Centro de Investigación Antártica de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, afirmó que el hielo derretido en los polos del planeta provocará importantes perturbaciones en las corrientes oceánicas, originando un aumento del calentamiento de la Tierra. Estas variaciones en las temperaturas han provocado serias consecuencias, tales como la ola de calor que ha azotado la costa pacífica de Canadá, en la que al menos 500 personas han fallecido.
El cambio climático también ha provocado la pérdida de hábitats a nivel global, que ha llevado a la extinción a 79 especies de mamíferos, 23 reptiles, 134 especies de aves y 36 anfibios, según organismos internacionales.
Por otro lado, la revista científica Nature ha hablado varias veces sobre la desestabilización del clima y la multiplicación de eventos meteorológicos extremos atribuidos al cambio climático, tal como sucede actualmente en Alemania, donde lluvias inéditas en su historia han provocado inundaciones sin precedentes, dejando un importante saldo de víctimas y destrozos materiales.
Aqualis, una advertencia para el futuro
Los datos que se han recopilado del cambio climático, el deshielo de los polos y el calentamiento global determinan que el planeta ha llegado a un punto de no retorno. Se estima que para el año 2130, más del 80% del territorio actual del planeta será inhabitable y estará sumergido bajo el agua. Es en este futuro en el que se ambienta Aqualis, la novela de Pablo Hernández, donde se narra la historia de una ciudad que se encuentra construida bajo el océano como consecuencia del sobrecalentamiento terrestre. Después de que la población de la Tierra haya tenido que adaptarse a vivir en solo un 20% de superficie habitable, muchos deben sobrevivir y adaptarse en nuevas soluciones constructivas como Aqualis. En este primer aspecto, se puede notar la referencia que la novela hace a un hecho científico, que involucra los aspectos naturales que están llevando al planeta al futuro distópico presentado en la obra.
Finalmente, la novela busca, a través de la ficción, hacer una llamada de atención a la sociedad para retardar la llegada de las consecuencias del cambio climático. Es una advertencia que, de una manera artística, refleja las secuelas de una humanidad históricamente irresponsable con el medio ambiente y, en general, con el Planeta.