El frente de Podemos, IU y Mas País se hunde en Andalucía con otra debacle autonómica a la izquierda del PSOE

Redacción

Unidas Podemos confirma en Andalucía otro desplome electoral y la candidatura de unidad junto a Más País no logra evitar una nueva debacle autonómica, con un fuerte retroceso iniciado desde en 2019 y encadenado con los fracasos en Castilla y León, Galicia, País Vasco y Madrid.

De esta forma, la primera experiencia de frente amplio, que defiende Unidas Podemos para el próximo ciclo electoral, pincha en su primera experiencia con unos resultados paupérrimos y unas bases desmovilizadas, que deja el reto de levantar un espacio hundido al nuevo proyecto nacional de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

Con el 96,02% escrutado, la coalición de unidad ‘Por Andalucía’ cosecha unos paupérrimos resultados con un total de 5 diputados y 273.482 votos (el 7,7% del sufragio total), confirmándose la tendencia más baja que marcaban los sondeos y muy lejos de la horquilla entre 9 y 10 escaños que llegó a augurar el CIS.

Por su parte, la lista de Adelante Andalucía del sector anticapitalistas liderado por Teresa Rodríguez se queda con dos diputados y 163.120 sufragios, en línea con el pronóstico de los sondeos.

De esta forma, la bajada de la izquierda en conjunto es considerable con respecto a 2018, con 10 escaños y más de 152.00 votos menos a los que logró entonces la unión de Podemos, IU y Teresa Rodríguez, que en esa época militaba en la formación morada. Y es que hace tres años cosecharon 584.040 sufragios y 17 parlamentarios. Además, en las últimas generales el espacio confederal rozó los 600.000 apoyos electorales.

Una cifra que era ya inferior a 2015, cuando Podemos en solitario logró 15 escaños con 590.000 sufragios e IU alcanzó 5 y casi 274.000 apoyos. Por tanto, la coalición se queda en esos niveles que obtuvo la formación de Alberto Garzón y que ya eran los más bajos de su historia.

TENDENCIA NEGATIVA DESDE 2019

De esta forma, Unidas Podemos acumula otro revés electoral, sin salir de la tendencia negativa que arrastra desde los comicios autonómicos y locales de 2019, que le despojó de una parte importante de su representación regional y local, aparte de evidenciar su debilidad territorial en gran parte del territorio que no se logra revertir, pese a ser una de las prioridades de la nueva dirección del partido morado.

Una dinámica que tuvo mayor contención en los pasados comicios generales, pues a pesar de dejarse la mitad de sus escaños (de los 71 de 2016 a 35 del 10N) logró gobernar en coalición con el PSOE.

Así, en febrero y en Castilla y León solo pudo obtener un escaño, cuando aspiraba al menos a tres, pese a que por primera vez Podemos e IU concurrieron juntos en esta autonomía. Esa fórmula se dejó por el camino 40.000 votos que obtuvieron por separado en 2019 y lejos del hito de 2015, cuando la formación morada logró 10 escaños.

En 2020 el espacio confederal sufrió uno de sus golpes más duros en Galicia, donde pasó de ser la segunda fuerza más votada a quedarse como una formación extraparlamentaria, sumado el severa caída en el País Vasco donde su presencia se redujo a la mitad, al pasar de 11 a seis escaños.

Cataluña, sin embargo, fue un paréntesis en esa tendencia, donde los comunes lograron retener sus ocho diputados en el Parlament y revirtieron los sondeos que pronosticaban un fuerte descenso.

Las elecciones madrileñas del año pasado dejaron un sabor amargo, pues sí logró subir de siete a diez escaños pero supuso la renuncia a la política de su exlíder Pablo Iglesias, que fue al rescate ante las malas perspectivas de Unidas Podemos pero logró un magro resultado ante la contundente victoria del PP.

COALICIÓN QUE NACIÓ CON TENSIONES

La confluencia de los partidos de Unidas Podemos y Más País, que concurrían por primera vez juntos tras su escisión de 2019, nació de manera convulsa y que tenía también la competencia en ese espectro de Teresa Rodríguez, quien había sido su referente antes de una nueva división interna.

Primero, con la nueva marca ‘Por Andalucía’ y el intento frustrado de que lo abanderara un independiente y, después, por el choque entre Podemos e IU por el liderazgo de la candidatura, que recayó en Inmaculada Nieto, y un accidentado registro de la coalición tras un acuerdo ‘in extremis’, que dejó a la formación morada fuera de la inscripción oficial y las relaciones erosionadas entre los dos principales partidos de la confluencia.

Esta circunstancia ha llevado además a una situación singular, pues la formación morada en la comunidad ha lanzado en redes sociales mensajes a sus bases y simpatizantes para aclarar que, aunque no apareciera su logo, estaban dentro de la candidatura Por Andalucía.

Tampoco ha revitalizado al electorado de izquierda la implicación de los principales dirigentes de los partidos de izquierda en campaña afanados en reactivar las opciones de la coalición y mostrar unidad, pese a que la imagen no haya sido completa al no coincidir Errejón con la cúpula de Podemos. Ni el concurso de la vicepresidenta segunda ha sido un revulsivo con un papel, a diferencia de Castilla y León, más destacado al protagonizar tres mítines.

NO RENTABILIZA EN LAS CCAA SU PRESENCIA EN EL GOBIERNO

Los comicios andaluces vuelven a confirmar que Unidas Podemos, lejos de rentabilizar su presencia en el Gobierno, sufre desgaste y no saca réditos electorales de sus logros de gestión como la reforma laboral, la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) o las medidas de escudo social.

En la formación morada se ha instalado la percepción de que su concurso en el Gobierno es necesario, aunque culpan de la desmovilización de las bases progresistas a la falta de valentía del PSOE, al que insistentemente llevan pidiendo más ambición en la agenda legislativa.

Y con este panorama electoral la estrategia de los partidos de Unidas Podemos es fiar todas sus opciones de cara a los comicios de 2023 a un frente amplio de izquierdas, abiertos a ensanchar el espacio con alianzas con otras fuerzas de izquierda, y a la nueva plataforma de Díaz, cuya primera fase arrancará el 8 de julio aunque con vocación nacional y no estará para las municipales del año que viene.

De esta forma, el objetivo es reimpulsar el bloque progresista evitando la dispersión de candidaturas para conservar las opciones del bloque progresista, tras varios golpes autonómicos sin opciones de disputar la gobernabilidad al PP.

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