La ONG Oxfam Intermón ha advertido, con motivo de la conmemoración este jueves del Día de África, que la crisis alimentaria que sufre el este de África está a punto de alcanzar su punto más crítico y, según sus cálculos, es probable que, de aquí a julio, una persona muera cada 28 segundos por hambre en Etiopía, Kenia, Somalia y Sudán del Sur.
Según precisa la organización, la sequía provocada por el cambio climático, agravada por los conflictos y los altos precios de los alimentos, ha dejado a 40 millones de personas en África Oriental en situación de hambre severa, casi dos tercios más que el año pasado, con 85.000 personas en Sudán del Sur y Somalia al borde de la hambruna, el estadio más grave de hambre, que incluye falta total de acceso a alimentos y el consiguiente riesgo de muerte.
Por ejemplo, señala que, en Somalia, 1,8 millones de niños y niñas sufren malnutrición, 477.000 de forma grave, y la sucesión cada vez más frecuente de las sequías y la prolongación de la última está acabando con el medio de vida de la mayoría de la población: el pastoreo.
Es el caso de Said Abdi Duale, que tras haber perdido todo su ganado caminó durante días con su familia hasta un asentamiento de personas desplazadas en la región de Sanaag. «Viví la sequía de 1974, la de 2017 y esta. Esta es la más crítica. Con las pasadas sequías, llovía de nuevo y nacían animales. Con esta sequía, la lluvia no llega y no podemos reponer los animales que hemos perdido», explica Said.
Ante esta situación, Oxfam Intermón pide al Gobierno de España que incremente su ayuda humanitaria hasta llegar al 10% del total de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y, para ello, ha iniciado una campaña de recogida de firmas bajo el lema ‘El hambre tiene solución’ con la que pretende movilizar a la opinión pública para que exija al Gobierno ese incremento.
También ha pedido a la Unión Europea y a la comunidad internacional que incrementen los fondos para paliar la crisis alimentaria pues lamenta que «tan solo» ha sido aportado hasta ahora «el 23% de los fondos que la ONU considera necesarios para afrontar esta crisis».
«La gente está muriendo no porque el mundo carezca de alimentos o dinero, sino por el fracaso político y la injusticia», ha denunciado la experta en clima y crisis alimentarias de Oxfam Intermón, Lourdes Benavides, al tiempo que ha advertido de que «cada día que pasa sin actuar supone más muertes inevitables».
Por su parte, World Vision ha recordado que, desde 2020, más de un tercio de la población de África está desnutrida, y alrededor de 282 millones de personas padecen hambre, más del doble que en cualquier otra región del mundo.
DE ESTUDIANTE EN KENIA A PASTOR DE CABRAS
Además, para mostrar que «detrás de cada cifra hay un niño, niña, mujer u hombre», la ONG ha recogido algunos testimonios como el de Peter, un niño de 10 años de Turkana (Kenia) al que le encantan las Matemáticas pero que, hace dos años, tuvo que dejar de ir a la escuela y ponerse a trabajar como pastor de cabras porque su familia dejó de poder pagar las tasas escolares. Ahora, la falta de agua hace peligrar el sustento de su familia.
Por otro lado, Hamdi, de siete meses, pesaba sólo 2,5 kilos en junio, cuando llegó a la clínica de nutrición de World Vision en Baidoa, Somalia. Los trabajadores sanitarios descubrieron que sufría desnutrición aguda grave, agravada por diarrea acuosa aguda y sarampión pero un mes después y tras recibir un tratamiento con Plumpy’Nut, un alimento terapéutico listo para usar, Hamdi pesaba 4,5 kilos y había desaparecido la tos provocada por el sarampión.
Mientras, Nyaduer, de 13 años, vive en un campo de desplazados en Juba, Sudán del Sur. Es huérfana y cuida a sus cinco hermanos pequeños. «Cuando mis hermanos enferman, los llevo al centro de salud. Cuando vuelven de la escuela, la comida está lista», explica. Los alimentos que recibe proceden de las distribuciones proporcionadas en el campamento por World Vision y el Programa Mundial de Alimentos, pero no son suficientes y cuenta que, a veces, tienen que dejar de comer durante dos o tres días.
World Vision también recoge el caso de Christiane, viuda de 54 años en Turkana (Kenia). «Tuve la vida plena de una mujer turkana. Cuando teníamos animales y no había sequía, la vida era fácil. Cuando llovía y los animales parían, dábamos una fiesta», destaca. El último festín fue cuando sacrificaron un camello, hace más de 10 años, según recuerda. Ahora ha perdido todos sus animales por la sequía.
La directora de comunicación de World Vision, Eloisa Molina, ha advertido del daño que supone a largo plazo la desnutrición en los niños. «Es desgarrador que las vidas de millones de niños y niñas en África estén en peligro debido a una tormenta perfecta de conflicto, patrones climáticos impredecibles y la persistencia de las consecuencias de la COVID-19», ha subrayado.