El Hoyo de pinares está situada en 90 km de Madrid, un pueblo ideal para los que buscan el sosiego en un entorno rural.
Historia
Los primeros testimonios de asentamientos de población en la zona datan de la época prerromana. En la época en que los celtíberos ocuparon el centro, norte y este de la Península, el territorio del pueblo se encontraba entre las tribus de los vetones y los carpetanos, y desde el 133 a. C., con la caída de Numancia, pasó a poder de Roma.
La época visigoda nos deja como testimonio la notable necrópolis de Navaserrada, con más de una veintena de tumbas, bien conservadas, y en su entorno más inmediato, restos de cimentaciones y paredes de viviendas.
De la época musulmana no existe constatación documental. Tan sólo en la Leyenda de la Niña Montero, una muestra de la tradición oral de nuestro pueblo, se habla de la ermita de los moros.
En 1273, el Rey Alfonso X el Sabio concede una carta de otorgamiento de la heredad, con la categoría propia de las Villas, a la entonces aldea de “El Foyo”.
En 1476, por mandato de los Reyes Católicos, El Hoyo se adjudicará a la Ciudad y Tierra de Ávila.
En 1587 Hoyo de Pinares inicia los trámites para ser Villa independiente.
Durante el reinado de Felipe IV (1621-1665) se consigue la aspiración de volver a ser Villa independiente, previa compra del título a La Corona.
De 1698 es la actual denominación de “El Hoyo de Pinares”.
Y desde el año 1851 vuelve a formar parte de la Ciudad y Tierra de Ávila.
De 2001 es la aprobación del Escudo Heráldico Municipal con la siguiente descripción: “De plata tres pinos arrancados de sinople puesto en faja, siendo el central de mayor altura; bordura de gules; al timbre corona real cerrada”.
De 2013 es la aprobación de la Bandera Municipal siguiendo la costumbre castellano-leonesa y que consiste en paño de color verde heráldico; sobrepuesto al centro, el escudo municipal en sus colores.
Y de 2013 también es la composición, presentación y cesión de los derechos del Himno de Hoyo de Pinares al ayuntamiento por parte de la Escuela Municipal de Música.
Como vemos, el Hoyo de Pinares guarda memoria y vestigios de sucesivas etapas que han ido conformando la esencia de sus gentes y los límites de su territorio.
Patrimonio Natural
El Hoyo de Pinares goza de un valioso patrimonio natural, incluido en la Red Natura 2000 y declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), con uno de los escasos núcleos de Castilla y León donde permanecen masas autóctonas de pino piñonero formando bosques densos y, en muchos casos, monoespecíficos o combinados con pino negral o resinero, procedente de repoblaciones. Su aprovechamiento a lo largo de los siglos se ha ceñido a la obtención del preciado
piñón y la industria maderera.
Hay ejemplares en esta zona con un porte espléndido, superando ampliamente los 25 metros de altura y con perímetros normales superiores a los 3 metros, formando amplios bosques en laderas de montañas medias.
Pequeños o grandes paseos resultan ser uno de los grandes atractivos para los amantes de la naturaleza. Caminando por las sendas que se abren en el término encontramos un paisaje ondulado y frondoso de extensos pinares salteados de fresnos, olivos, higueras y viñedos, de variedad de uva garnacha, propios de la comarca, y un sinfín de rincones por descubrir como la bella dehesa boyal, que nos regalará una grata vista de robles, enebros y sabinas entre extensiones de pasto para el ganado.
El aderezo lo ofrece un sotobosque rico en romero y diferentes especies silvícolas que perfuman los pasos del caminante, y van variando según el fluir de las estaciones, con el tinte de aromas, colores y sonidos propios de nuestra tierra: la jara en flor y el trino de las pequeñas aves en primavera; las piscinas naturales que refrescan en verano; los frutos del bosque propios del otoño y el verde radiante de nuestros pinos en invierno, que hacen el deleite de visitantes y lugareños.
Los dos embalses del río Becedas hacen aún más rico este ecosistema que acoge gran número de mamíferos, reptiles y aves entre las que tienen especial protagonismo el águila imperial ibérica, el buitre negro y la cigüeña negra.
El Pino Castrejón
En el término municipal de El Hoyo de Pinares, se ubica un ejemplar único de pino piñonero, denominado Pino Castrejón, catalogado por la Junta de Castilla y Léon en el año 2005 y protegido por la legislación autonómica perteneciente a la Orden MAM/1156/2006, del 6 de junio de 2006, por la cual se regula el «Catálogo de especímenes singulares de especial relevancia de Castilla y León», en el cual se incluye.
Este ejemplar, mayoritariamente conocido por los habitantes de la zona, pertenece a la especie Pinus pinea (Pino piñonero) y tiene un porte inconfundible cuya silueta es apreciable en la distancia, al situarse en un prado donde no hay vegetación arbórea dominante.
Tiene una altura que supera los 16 metros, y una amplitud máxima de copa de 25 metros, debido a las extensas ramas horizontales que parten de su cruz.
Su perímetro normal, medida de la circunferencia a la altura del pecho, es de 4,78 m, siendo uno de los pinos piñoneros más gruesos de la Comunidad de Castilla y León, y el de mayor grosor de la provincia de Ávila.
El tronco, empieza a dividirse a partir de los dos metros aproximadamente, en varias ramas principales. Dos de ellas, que son las estructurales, ascienden verticalmente. Posee una grandísima copa aparasolada, típica de la especie en los ejemplares maduros. El resto del ramaje, se abre horizontal, casi paralelo al suelo.
Se encuentra en plena plenitud de su vida, con más de 250 años de edad y otros tantos de abundante producción. Se cuenta que este pino ha llegado a producir hasta 2000 piñas, globosas e inconfundibles, en una única temporada.
Ha estado presente como hito de referencia para los lugareños que trillaban los prados donde se ubica, y aguantaban el implacable sol que caía en los meses de verano a la sombra de su extensa copa.
Gastronomía
Los platos hoyancos hacen honor a la fama de las tierras castellanas.
El producto natural más característico de El Hoyo de Pinares es el piñón, empleado en numerosos postres y en guisos de carne o pescado, o en el típico revuelto de morcilla, que se encuentra en numerosos bares y restaurantes de la localidad.
Las patatas revolconas, el cabrito al ajillo al “estilo hoyanco”, los magníficos asados y el inconfundible chuletón de ternera de raza Avileña-Negra Ibérica autóctona, son sólo un ejemplo de la riqueza gastronómica con la que es posible deleitarse.
Entre los postres y dulces, son característicos la leche frita, las rosquillas, los retorcidos y los célebres sequillos.
Sin olvidar que para los amantes del “tapeo”, hay toda una ruta de bares que ofrecen riquísimas y variadas especialidades del “pincho”, como aquí es conocido.
Y todo ello, regado siempre con el vino de garnacha de la localidad, que es uno de los caldos mejor considerados por los entendidos de entre los propios de la zona vitivinícola de Cebreros, de la que forma parte El Hoyo de Pinares.
Senderismo
Más de doce rutas permiten disfrutar de los extensos pinares que rodean el pueblo. Rutas que van desde los ocho a los trece kilometros con un grado de dificultad de media a baja. Nosotros te aconsejamos la siguiente ruta:
Ruta Castrejón-Peña Halcón
Detalles de la ruta
- Distancia: 13 km
- Tiempo: 4:30 a 5:30 horas
- Dificultad: media-alta
- Salida: Pilón del Matadero
- En servicio: abril 2013
- Color:
Esta ruta atraviesa una zona donde los pinos dejan paso a tierras de viña, olivos, higueras y pequeñas huertas de gente del pueblo que trabajan la tierra más por entretenimiento y gusto que por sustento o ganancia, como fue propio en otros tiempos en esta localidad.
Será en esta ruta donde encontraremos nuestro árbol más emblemático, «El Pino Castrejón», ejemplar singular y protegido por la Junta de Castilla y León, con más de 250 años, que alcanza los 16 metros de altura y los 25 metros de copa. Ubicado en una antigua era, se plantó, cuentan las generaciones más mayores, para dar un poco de sombra en los descansos de los campesinos encargados de la trilla después de la siega.
Un punto de interés al que llegaremos tras un marcado ascenso será el alto de Valquejigoso (990 metros), donde apreciaremos la parte más abrupta, pedregosa y bella del risco de Peña Halcón, donde se puede practicar la escalada. Desde las alturas, ya inmersos de nuevo en un bosque de pinos, veremos también el hermoso valle del río Sotillo, conocido en este tramo como río Las Palizas, al que llegaremos en una continua bajada para caminar por su ribera, y cruzarlo, ahora sí, para subir de nuevo y coronar el risco Peña Halcón (978 metros). Será el momento de cobrar la merecida recompensa después este nuevo ascenso, y disfrutar de unas vistas incomparables. Buitres y águilas imperiales nos acompañarán con su majestuoso vuelo.