«Insultar o ridiculizar», «decidir por mi hasta el más mínimo detalle», o «controlar a través del móvil» son las principales situaciones de violencia de género en el ámbito de la pareja que las adolescentes reconocen haber vivido alguna vez o con más frecuencia en sus relaciones.
Así lo han señalado en un estudio realizado por la Delegación de Gobierno sobre la Violencia de Género en el que se ha cuestionado a jóvenes de entre 14 y 20 años de todo el territorio nacional. Los datos obtenidos, además, se ha comparado con estudios anteriores sobre esta materia, realizados en 2010 y 2013.
Las cifras recogidas en 2020, determinan que las situaciones de violencia de género en el ámbito de la pareja que un mayor porcentaje de chicas adolescentes reconocen haber vivido, alguna vez o con más frecuencia, son las de abuso emocional («insultar o ridiculizar», por el 17,3%), el control abusivo general («decidir por mí hasta el
más mínimo detalle», por el 17,1%) y controlar a través del móvil (por el 14,9%).
Además, el 11,1% reconoce que se «ha sentido presionada para situaciones de tipo sexual en las que no quería participar», el 9,6% que le han hecho «sentir miedo», el 8,7% que le han dicho que «no valía nada» y el 8% que el chico que la maltrató «presumía de dichas conductas».
RECONOCIMIENTO DEL MALTRATO HECHO FRENTE AL RECIBIDO
Al preguntar por la relación con el chico que ejerció la violencia vivida, el 16,9% de las adolescentes reconoce que es su pareja actual. El resto reconoce que es el chico con el que salía, quería salir o quería salir con ella.
El trabajo señala que, como se registró en los documentos de 2010 y 2013, el porcentaje de chicos que reconoce haber ejercido cada situación de violencia de género es sensiblemente menor al porcentaje chicas que responde haberlas sufrido.
Por ejemplo, respecto a las situaciones vividas alguna vez o con más frecuencia: el 2,3% de los chicos reconoce que «le ha pegado», frente al 3,6% de chicas que reconoce haber sufrido dicha situación. El 3,1% de los chicos responde que «ha presionado para conductas de tipo sexual en las que ella no quería participar», frente al 11,1% de chicas dice haberse sentido presionada; mientras que el 2,8% de los chicos dice haber «enviado mensajes a través de Internet o de teléfono móvil en los que la insultaba, amenazaba, ofendía o asustaba», frente al 6,3% de chicas que reconoce haberlos recibido.
A pesar de estas cifras, el trabajo indica que, mientras entre 2010 y 2013 se produjo un «claro incremento» de la violencia de género de control en las parejas adolescentes; entre 2010 y 2020 esta violencia ha «descendido significativamente», principalmente en lo que se refiere a actitudes de control sobre «el más mínimo detalle» de la vida de sus parejas y de «aislamiento» de sus amistades.
LA EDUCACIÓN EN LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
La directora del trabajo, María José Díaz-Aguado, ha señalado que el aumento de esta violencia registrado hace más de 10 años se achacó al uso de nuevas tecnologías. Sin embargo, en 2020 se usan «aún más» y, a pesar de ello, las cifras se han reducido. Para Díaz-Aguado, esta situación se debe a «la educación».
De hecho, los resultados obtenidos al preguntarles si han trabajado en el centro sobre cómo usar bien Internet y las redes sociales reflejan que el 52,5% de la adolescencia recuerda dicho trabajo, frente al 47,5%, que no ha trabajado en la escuela sobre cómo usar bien las TICs.
Del mismo modo, la adolescencia en 2020 reconoce que las principales fuentes en el conocimiento que tienen sobre la violencia de género en dicho año son Internet (el 75% así lo destacan), seguida de la televisión o el cine (el 70,4%). «No sucedía así en los resultados de los estudios anteriores», señala el trabajo. Entonces, la principal influencia era la televisión y el cine.
Las adolescentes encuestadas, también destacan las campañas de sensibilización en la calle o transporte público (52,2%), lo que hablan con las amigas (50,1%), las explicaciones de una profesora en
clase (43,4%), lo que hablan con amigos (41%) y lo que leen (40,1%). Finalmente, el trabajo destaca la relevancia que tiene que el 16,8% reconozca que ha tenido mucha influencia en su idea de la violencia de género lo que ha visto en su familia.
SALUD PSICOLÓGICA Y FÍSICA
Por otra parte, la directora del estudio ha señala que, por primer vez, se ha incluido un bloque de 11 preguntas sobre problemas de salud de tipo psicológico y de tipo físico. Los resultados reflejan que ellas reconocen vivir los dos tipos de problemas con mucha mayor
frecuencia que ellos, que, según los preguntado, no viven ninguno de los 11 problemas por los que se pregunta.
Así, son mayoría las chicas que reconocen vivir bastantes o muchas veces problemas como agotamiento (68,7%), nervios (68,6%), dolor de cabeza (56,8%), tristeza (54,3) o dolor de espalda (52,9%). En cuanto a los problemas más frecuentes en ellos son: agotamiento (43,6%) y
nervios (41,2%). En el resto de los problemas, el porcentaje de chicos que reconoce vivirlos con frecuencia es siempre inferior al 31%.
Díaz-Aguado ha indicado que estos resultados reflejan una relación significativa entre los problemas de salud y la violencia de género en la pareja ya que, ha apuntado, estos problemas son más frecuentes en las chicas que han vivido estas situaciones, especialmente entre quienes han vivido violencia múltiple y frecuente.
Durante la presentación de este trabajo, la secretaria de Estado de Violencia de Género, Noelia Vera, ha celebrado que la percepción del machismo es ahora «muy potente» entre la juventud por un mayor acceso «a la información», así como por «la fuerza» del movimiento feminista en lo últimos años.
A su juicio, «se ha avanzado en percepción y educación», pero, ha señalado que «la fuerza de los roles y estereotipos sexistas» siguen teniendo «un papel importante en la vida de las jóvenes».
En el acto, también ha estado presente el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, quien ha considerado los datos de este trabajo como «esperanzadores», aunque ha reconocido que «queda mucho por hacer» en esta materia. Tiana, ha apuntado que no es partidario de que cada novedad que ocurra en la sociedad se convierta en un una asignatura, pero ha abogado por establecer mecanismos para que se consigan estas competencias.