La rentabilidad exigida en el mercado secundario al bono español con vencimiento a diez años bajaba este miércoles del 3%, que superó ayer por primera vez desde mayo de 2014, después de conocerse que el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) mantendrá hoy una reunión fuera de programa para analizar la situación del mercado.
«El Consejo de Gobierno tiene este miércoles una reunión ad-hoc para discutir las condiciones de mercado», ha confirmado un portavoz del banco central.
De este modo, el rendimiento del bono español a diez años bajaba al comienzo de la sesión en el Viejo Continente hasta el 2,942%, tras concluir la jornada de ayer en el 3,098%. Asimismo, el interés del bono italiano a diez años también bajaba notablemente y se situaba en el 3,972%, frente al 4,219% del cierre del martes.
La rentabilidad del bono español a diez años, que hace un año era del 0,395% y que en diciembre de 2020 llegó a entrar en territorio negativo como consecuencia de la intervención del BCE, ha registrado un fuerte aumento desde finales del pasado mes de enero ante el giro de la política monetaria de los bancos centrales en respuesta a la escalada de la inflación.
De su lado, el ‘bund’ alemán ofrecía este miércoles una rentabilidad del 1,718%, reduciendo la prima de riesgo de la deuda española equivalente hasta los 123 puntos básicos, tras superar ampliamente ayer los 130 puntos básicos.
El diferencial del bono español a diez años respecto del bono alemán equivalente, que se consolidó por encima de los 100 puntos básicos desde principios de mayo, ha acelerado su incremento en la última semana desde el entorno de los 110 puntos básicos antes de la reunión del BCE del pasado jueves hasta rondar los 130 puntos básicos actualmente.
REUNIÓN DE EMERGENCIA DEL BCE.
Antes de la apertura de las bolsas eropeas, se ha confirmado que el Consejo de Gobierno del BCE mantendrá a partir de las 11 horas una reunión no programada para discutir específicamente las condiciones de mercado.
La representante alemana en el directorio del BCE, Isabel Schnabel, subrayaba ayer que el organismo no va «tolerar» que se produzca un incremento desordenado de las primas de riesgo que suponga un riesgo para la transmisión de la política monetaria.
«No vamos a tolerar cambios en las condiciones de financiación que vayan más allá de los factores fundamentales y que amenacen a la transmisión de la política monetaria», afirmó Schnabel durante su intervención en un acto en París.
En esta línea, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, recordó la semana pasada que el BCE dispone de instrumentos para combatir la fragmentación, como la capacidad de reinversión de la deuda adquirida bajo el programa antipandemia (PEPP), que será implementada con total flexibilidad de tiempo y jurisdicciones.
«Como ya hemos demostrado, desplegaremos otros instrumentos existentes o aquellos necesarios para evitar que la fragmentación impida la adecuada transmisión de la política monetaria», añadió la francesa, apuntando que no hay un nivel específico de las primas de riesgo o de los rendimientos de la deuda que pudiera desencadenar la intervención del banco central.
«No toleraremos una fragmentación que impida la transmisión de la política monetaria», concluyó.
El BCE decidió en su reunión de la semana pasada dar por terminado su programa de compra de activos y adelantó que subirá los tipos de interés en 25 puntos básicos en julio, además de anticipar otra subida de la tasa en septiembre cuya intensidad dependerá de la evolución de las perspectivas de inflación.